Si algo faltaba en estos dias era la verificacion de que el gobernador del Chubut, Mariano Arcioni avanza en su intento confrontativo y de apriete, generando miedo como una manera de mostrar poder. Tal vez tiene que entendet que las suma de constantes equivocaciones en la última semana lo pueden ir dejando sin ese poder que hoy disfruta.
Además utiliza como su caballo de Troya al ministro Coordinador de Gabinete, Sergio Mammarelli, quien cree que con sus palabras destructivas le genera seguridad a la gestión y lo que logra es el aumento de las diferencias tanto politicamente como socialmente.
Y fundamentalmente teniendo en cuenta que Mammarelli mira el panorama con la nuca “y no con los ojos de político serio y preocupado por el bienestar del pueblo. Busca su propio bienestar dentro de una caja fuerte en Casa de Gibierno, para eso es hábil”; dijo un dirigente comodorense.
En el presente, el enojo de la gente, del empleado público perseguido por un Control Personal tipo dictadura y el crecimiento de la incertidumbre nos lleva al pasado, a 28 años atrás cuando la molestia social puso el punto límite a un gobierno dr espaldas a los habitantes de esta querida provincia. Hoy, está pasando lo mismo.
La frutilla de este postre vencido es sin dudas el apriete a los intendentes y jefes comunales para que firmen un documento presionando a los diputados provinciales para que voten un Pacto Fiscal pedido por el presidente de la Nación, Mauricio Macri al propio Arcioni. Un Pacto fiscal que terminará destruyendo la paz social que por el momento existe en Chubut.
Como se puede ver, el gobierno provincial arrancó un cambio rumbo a ningún lugar. Para mal de muchos seguidores o admiradores del ex gobernador, Mario Das Neves a quien siempre le destacaron su seguridad a la hora de las definiciones extremas. Lamentablemente Arcioni jamás le presto atención. Fue como un alumno que no quiere entender ni escuchar las palabras sabias de un maestro.