Madryn

A cien años de la Reforma Universitaria de 1918. La UNPSJB presente

Hoy, viernes 15 de Junio de 2018, se conmemora el centenario de Reforma Universitaria cuyos logros todavía nos siguen recordando el compromiso con una sociedad más justa, democrática y tolerante. Es que la Reforma Universitaria no fue solo un suceso de universitarios, para universitarios. Fue un acontecimiento político regional y latinoamericano en el que un grupo de estudiantes decidieron ponerle un límite a las prácticas autoritarias y dogmáticas de una universidad anclada en un pasado medieval.

Estas protestas permitieron que el sistema político nacional prestara atención a un movimiento que estaba introduciendo, tal vez sin proponérselo directamente, la entrada a la Argentina en una modernidad que requería mayores prácticas democráticas pero también mejores prácticas educativas. El objetivo era poner a la universidad y al país en mejores condiciones de autonomía política. Este movimiento fue fundamental para democratizar la enseñanza universitaria, en contra de las cátedras y cargos vitalicios, las prácticas pedagógicas autoritarias, el dogmatismo en lugar de la ciencia, el pensamiento sin libre expresión. A partir de aquí la Universidad nunca más estuvo de espaldas a la sociedad. Sus bases programáticas hoy son una práctica que enorgullece y mejora a la universidad pública argentina: el cogobierno, la docencia libre y vinculada a la investigación, la laicidad, la libertad de cátedra, los concursos con jurados con participación estudiantil, la extensión universitaria y el vínculo indisociables de la universidad y la sociedad.
La Reforma del ‘18 anticipó las principales luchas que marcarían la conquista de derechos y libertades durante el siglo XX en Argentina, Latinoamérica y anticiparía los reclamos y reivindicaciones de los jóvenes franceses de 1968. En nuestro país su gesta fue sustento para los avances posteriores hacia la gratuidad y la plena autonomía universitaria, en la búsqueda de un sistema universitario democrático, equitativo y abierto.
Al igual que los jóvenes universitarios de 1918 en Córdoba, los estudiantes patagónicos tuvieron, en el año 1973, un destino similar. Reclamaron una universidad más justa, se levantaron contra un método docente y contra un modelo de autoridad, ambos arcaicos y anacrónicos con los tiempos que corrían. Los jóvenes reclamaban un gobierno democrático. Al igual que los cordobeses, los jóvenes patagónicos se dieron cuenta que “el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes”. Y con esas consignas salieron a las calles a reclamar una universidad nueva.
Desde entonces, nuestra universidad ha crecido con un enorme esfuerzo colectivo y social; sus luchas, logros y proyectos se inscriben definitivamente en aquel legado histórico. Podríamos decirse que, de alguna manera, nuestra universidad tuvo su propia “Reforma del ’18” en esas jornadas de 1973, cuando se sentaron las bases para imaginar una universidad regional que tuviera como eje la participación democrática, la investigación de punta y un acercamiento al demos comunitario. Estas prácticas nos atraviesan cotidianamente en todas las sedes de nuestra universidad: en Trelew, Esquel, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia la universidad es una institución al servicio de la comunidad y de puertas abiertas.
El legado de la Reforma de 1918 y la historia de la universidad argentina y latinoamericana nos encumbra como modelo contrapuesto a las universidades de élites de los países centrales. Como afirma el Dr. Martín Unzúe, quien recientemente nos visitó, que: “La universidad reformista es todo lo contrario. Hay un modelo de una universidad cerrada, de élite, para pocos, gerenciada por sus intereses o los de sus financistas. El reformismo le contrapone una universidad democrática y comprometida. Es una universidad de puertas abiertas, donde la sociedad entra a la universidad, la toma con sus problemáticas, y esta sale a atender sus carencias con todas sus misiones fundamentales”.
Hoy más que nunca, frente a los ataques a la universidad pública, debemos alzar las voces para recuperar la valentía, la decisión y el coraje que tuvieron los estudiantes reformistas para ejercer nuestro derecho a una educación universitaria de calidad, abierta, para todos y con excelencia. Llueven los análisis simplificados con indicadores que ponen en tela de juicio el valor de las Universidades Nacionales. En ellos, no se reconoce a la gran masa de estudiantes que, a pesar de sus difíciles condiciones personales, sociales y económicas, han accedido a estudios universitarios, graduándose y logrando de esta manera mejorar sus condiciones de vida. Desconocen, además, el valor de las actividades diarias que se realizaron y se siguen realizando en nuestras instituciones sobre docencia, investigación y extensión, que contribuyen a la solución de las necesidades de cada región donde se encuentran.
La realidad universitaria ha cambiado desde principios del siglo XX, cuando apenas rondaba los diez mil estudiantes. Hoy el sistema universitario aglutina cerca de dos millones de personas, las prácticas pedagógicas han evolucionado, las tecnologías han tenido un formidable desarrollo, nuestros estudiantes son jóvenes del nuevo siglo, con improntas culturales distintas a aquellas de 1918. Sin embargo, lo que permanece y se reafirma es la decisión común de formar a las futuras generaciones en prácticas académicas democráticas que no olviden el legado de las luchas de las generaciones pasadas. Por ello, reafirmamos con firmeza que la educación superior es un derecho humano universal, un bien público social y un deber de los Estados.
La UNPSJB celebra los 100 años de la Reforma Universitaria y reafirma la defensa de una sociedad que permita que el pensamiento se exprese, que la revolución de las conciencias se multiplique, que las capacidades de transformación se expandan. Y pretende mantener en alto el compromiso expresado en el Manifiesto Liminar, cuando afirma que “En adelante, sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de alma, los creadores de verdad, de belleza y de bien”.

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