Fue junto a organizaciones sindicales, gremiales, dirigentes, funcionarios y vecinos de la ciudad.
Hoy por la mañana el Intendente de la ciudad de Puerto Madryn, Ricardo
Daniel Sastre, encabezó el acto por el Día del Trabajador en el
Monumento que los representa en el cruce de las calles Avenida Roca e
Hipólito Irigoyen. Del mismo tomaron parte la Viceintendenta
Xenia Gabella, agrupaciones sindicales, gremios, representantes de los
trabajadores, funcionarios municipales y vecinos en general.
Entre los representantes de los trabajadores se encontraban Luis Núñez,
de STIA y CGT del Valle; Mirta Di Paul, ATE; Roberto Cabeda, Secretario
General CTA Autónoma; Marcela Curache, de Trabajo de Provincia; y otros.
Además estuvieron presentes los concejales de la ciudad en representación de la mayoría de los bloques del edificio legislativo.
El primero en tomar la palabra fue Cabeda, de CTA, que reivindicó la
lucha de los trabajadores recordando el episodio que dio inicio a esta
conmemoración en 1886, con un grupo de sindicalistas de la ciudad de
Chicago, Estados Unidos, ejecutados tras una protesta.
Además, Cabeda agradeció públicamente al Intendente Ricardo Sastre
por haber sido mediador en muchas de las inquietudes de trabajadores del
Estado. “Los agradecimientos se hacen en público, y no en privado. Y
Ricardo siempre ha tenido las puertas abiertas
para nosotros”, destacó.
Más adelante fue el turno Claudia Rubio, de Docentes Privados, que no
solo recordó a los mártires de Chicago, sino que pidió seguir avanzando
en políticas para los trabajadores y las trabajadoras en la actualidad, y
en beneficios que permitan una mayor dignidad
para ellos.
LA PALABRA DEL INTENDENTE
“Hoy nos reunimos en homenaje al día del trabajador. Un día de
conmemoración, de reflexión y, seguramente, de lucha. Porque no hay
lugar en el mundo, donde el tiempo que pasó nos llenó de elogios y
augurios sino de nuevos desafíos.
Y estos tiempos modernos promovieron nuevas lógicas y la necesidad de
nuevas reivindicaciones, así como tener los sentidos atentos para que
cada trabajador, sea digno de un trabajo digno, sea digno de un plato de
comida digno, que sea digno de un sueño que
pueda cumplirse.
Los tiempos modernos a los argentinos nos han costado muchísimo. Para el
que tiene trabajo y el que no. la incertidumbre y la necesidad
entretejen un escenario opaco y desgastante. Pero, en este ir y venir de
sentimientos encontrados, también siento la necesidad
de no resignarnos ante este presente, porque, de esta manera, también
estaríamos resignando el futuro.
Más que nunca debemos tener el corazón templado y las manos abiertas,
agudizar la memoria para no cometer los errores del pasado; agudizar las
estrategias para recuperar cada fuente laboral perdida; exigir a la vez
como responsables políticos de la ciudad que
se reestablezcan beneficios para que el tenga que dar trabajo, pueda
darlo; para que se reestablezca la cadena de consumo; para que de una
vez por todas se plante en serio un plan para el desarrollo de la
producción manufacturera o industrial: tan simple y
tan complejo, para que todos podamos vivir dignamente.
Más que nunca debemos dar batalla a una desocupación galopante que tiene
una ecuación simple: menos trabajo, más pobres, en un país rico.
Nos hicieron creer que había soluciones mágicas pero, en realidad, los
que tuvieron que salir a hacer magia son los trabajadores.
Magia para no perder la digna sociedad que une a mujeres y hombres con sus obligaciones laborales de todos los días.
La argentina ha vivido momentos como este en infinidad de oportunidades.
Pero cada uno de esos momentos no significó un revés para los que más
tenían, sino un injusto castigo para los que no tenían nada.
Abracemos este primero de mayo con la esperanza de que todo va a cambiar.
Apretemos los dientes y calentemos nuestra sangre para salir a dar pelea por cada puesto de trabajo perdido.
Desafiemos esta historia que quieren escribir los que miran para otro
lado para no ser testigos de una realidad que agobia a la clase
trabajadora.
Dijo evita en su inmortal libro ‘la razón de mi vida’: ‘recuerdo muy
bien que estuve muchos días triste cuando me enteré que en el mundo
había pobres y había ricos. Y lo extraño es que no me dolió tanto la
existencia de los pobres como el saber que, al mismo
tiempo, había ricos’.
Una definición que trasciende las ideologías y los tiempos.
Dejemos todo lo que hay que dejar y pongamos todo lo que hay que poner.
Y luchemos para que cada primero de mayo podamos todos levantar la copa
de la esperanza, exhibir la sonrisa de la alegría y el sentimiento de
ser feliz por el insoslayable hecho de que ningún argentino deba penar
por lo que legítimamente le pertenece: un trabajo”.