Madryn

No habrá silencio en Chubut

Cuando un conflicto como el que vivimos en Chubut se extiende en la magnitud de 16 semanas ininterrumpidas, el foco de las cuestiones parece desviarse y el centro de la atención comienza a desactivarse. Sin embargo, aunque algún desprevenido piense lo contrario, esto no es indicativo de que el conflicto ha terminado. El incumplimiento por parte del Estado provincial al respecto del pago de los salarios de los trabajadores, conforme a lo establecido por acta paritaria, la situación edilicia de las instituciones educativas de toda la provincia y el funcionamiento irregular de la obra social, son cuestiones que continúan prevaleciendo y aún no se ha escuchado ninguna solución surgir a raíz de las infructíferas reuniones convocadas por el Gobierno.

Es normal que en una sociedad con la escala de valores algo distorsionada, se manipule fácilmente la opinión de la población en general a través de los medios de comunicación por ejemplo, convirtiendo contradictoriamente al empleado estatal, en el responsable absoluto de toda esta situación. Siempre sucede y a pesar de que no debería ser así, que los trabajadores van generando una autoprotección ante los miles de comentarios atacantes que reciben a diario, y así la lucha continúa.

Multitudinarias marchas hay en el haber, cuando la población en general quería poner un freno a un gobierno que ha demostrado no interesarle lo público y que autoritariamente avanza en contra de ello. Ninguna parece haber surtido efecto siendo categóricamente desoídas y la postura de simular como si nada estuviera pasando, se ha mantenido durante el vacío “plan de seis meses” del gobernador Arcioni, que espera una salvación milagrosa por parte del electo presidente de la Nación. Milagro que no sucederá lamentablemente, porque los problemas provinciales requieren medidas de fondo que no se han tomado y por más ayuda externa que se ruegue y reciba el problema no se soluciona y continuará el calvario para la vida de todos los chubutenses.

En forma paralela se alimentaba un ministro con súper poderes. Se firmaban decretos y eran publicados en el Boletín Oficial, legitimando atribuciones al Ministro Coordinador de Gabinete, personaje que ha demostrado creerse el dueño del estado, desoyendo los reclamos de los trabajadores y recurriendo a la violencia autoritaria como único mecanismo de defensa. Lejos de reducir los niveles de conflictividad, sus declaraciones y medidas adoptadas han producido un incremento en la euforia de un colectivo que no está dispuesto a ceder ante la ilegalidad, la arbitrariedad y la violencia.

Días atrás se hacía pública una circular por este Ministro firmada, donde se daban órdenes de “descuentos masivos” a todos los trabajadores a causa de inconsistencias en la información con la que se contaba para proceder a la liquidación. A modo de disciplinar a los “trabajadores rebeldes”, pretendieron con estas medidas silenciar los reclamos, marcar autoridad y decir “acá mando yo”. Casi

como el último grito en un proceso de pérdida de poder interno y externo. Finalmente, hoy la medida se hizo efectiva, en las instituciones escolares y en las delegaciones regionales se han recibido las informaciones de salarios de los docentes, donde se reflejaron los descuentos a todos y cada uno de los agentes, incluyendo tanto a los que han realizado medidas de fuerza como aquellos que no. Esto quiere decir que se procedió al descuento indiscriminado del 60% del salario en la mayoría de los casos.

Discutible es la medida de descuento en el caso de estar ejerciendo el derecho a huelga a cusa del incumplimiento por parte del Gobierno Provincial, sin embargo hoy la medida le tocó a todos. Esto es lo que quienes han estado llevando adelante medidas de fuerza vienen advirtiendo en sus reclamos: decisiones arbitrarias, autoritarias y violentas que atentan en contra de lo público: educación, salud y justicia. Hoy se manifiesta en una decisión materializada que, quizás, hace comprender a muchos la magnitud de lo que está sucediendo en Chubut. Continúa el pago escalonado, con un casi inexistente nivel de previsibilidad, no se cumplen con los acuerdos paritarios y, muy distantes a encontrar una solución y entendiendo que la raíz del problema financiero es el excesivo gasto y la desproporcional toma de deuda aplicada a gastos corrientes, la decisión es seguir aumentando el stock de deuda y rezar.

Dos meses han pasado y el Gobierno no ha tomado ninguna medida tendiente a la activación del tejido productivo como medio para equilibrar las cuentas públicas. Tampoco se habla del reordenamiento de los gastos excesivos en algunos sectores del estado, y no se ha priorizando el funcionamiento básico de lo que se consideraría prioritario. Nada se hace.

El problema existe y va a seguir existiendo, los trabajadores cansados, abatidos y degradados continuaran haciendo escuchar su voz. El descuento no hace más que enardecer los reclamos. Hay un pliego que se mantiene intacto porque no hubo solución y porque el estado de las cosas es el mismo. Ustedes, señores gobernantes, no son los dueños del Estado, el pueblo es soberano y ustedes deben redimirse ante él. El poder no es lo mismo que la autoridad, ténganlo en cuenta al momento de pensar como seguir transitando este difícil camino de oscuridad e incertidumbre por el que nos llevaron.

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