Natalia Pessacg, Investigadora asistente del Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC-CONICET) y Oscar Frumento, Profesional Principal en el Centro Para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), ambos del CCT CONICET-CENPAT, explican el fenómeno meteorológico sucedido el pasado sábado 1 de febrero entre las 18 y 20 horas en la ciudad de Puerto Madryn donde se registraron vientos intensos de características inusuales para la región.
Desde un punto de vista meteorológico este evento estuvo relacionado al aumento significativo de la temperatura del aire a lo largo de la mañana y gran parte de la tarde en la región central y este de la provincia y el avance de un sistema frontal asociado a bajas presiones atmosféricas proveniente del sector sudoeste. Estas condiciones meteorológicas perduraron durante todo el día sobre el continente.
La situación era completamente distinta en la costa: desde las primeras horas de la mañana el viento era del sector este (altas presiones relativas sobre el litoral marino) confundiéndose con el ingreso de la brisa de mar cerca de las 15 horas. La perturbación de baja presión proveniente del oeste interrumpió el flujo del mar alrededor de las 18:30 horas; el origen térmico se vio reflejado en un aumento considerable de la temperatura en pocos minutos (de 24ºC a 35ºC). Las ráfagas superaron los 100 km/h. Desde el punto de vista térmico, la perturbación no duró más de una hora: a las 19:30 la temperatura ambiente era de 25ºC debido principalmente a la rotación del viento del sector oeste al sudsudoeste (pasaje del sistema frontal).
El fenómeno meteorológico adicional que se observó se conoce como “tormenta de polvo”. La ocurrencia de estos fenómenos está vinculado no solo al efecto del viento (que tiene que ser muy intenso) sino también a la disponibilidad de partículas de polvo en superficie. Debido a ciertos procesos y al efecto del viento las partículas de polvo entran en suspensión reduciendo la visibilidad cerca del suelo a pocos metros en algunos casos.
El origen del polvo en superficie puede ser tanto natural como antrópico. Las zonas áridas y semiáridas disponen de fuentes naturales de polvo como por ejemplo los cauces de los ríos y las lagunas (ríos y lagunas efímeros) que normalmente están secos y se cargan de agua de manera excepcional (por lluvia o deshielo). En general, los cauces y las lagunas efímeras están identificados o son simples de identificar como potenciales fuentes de partículas de polvo en mapas y cartografía y por medio de la inspección visual (por ejemplo el lago Colhue Huapi o el cauce del Río Chico en la provincia del Chubut).
El polvo de origen antrópico, por otro lado, está generado por el desmonte de la vegetación autóctona que funciona como sostén de las partículas de polvo al bloquear la acción del viento sobre las mismas. Los desmontes están asociados a distintos tipos de emprendimientos como por ejemplo: la traza de caminos, los loteos, la generación eléctrica con molinos de viento, la producción agrícola, y la desertización debida al pastoreo y el forraje. También se puede incorporar como fuente de partículas de polvo a los terrenos que han sufrido incendios de pastizales, quedando entonces las partículas de polvo libres a la acción del viento.
Es necesario destacar, con respecto a la ocurrencia del evento descripto, los pronósticos de tiempo de dominio público anticipaban desde el día martes 28 de enero la ocurrencia de vientos intensos para el día 1 de febrero. Esa tendencia se mantuvo durante los días siguientes y los pronósticos del viernes 31 de enero indicaban para el sábado a las 18/19 hs. un aumento repentino de la temperatura y vientos intensos, con ráfagas cercanas a los 90 km/h. También el Servicio Meteorológico Nacional emitió un alerta por vientos intensos para el sector noreste de la Patagonia y sur de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la intensidad del viento registrada superó los valores estimados por los pronósticos, lo que podría explicar la ocurrencia del evento de tormenta de polvo.
