Son días en los que debemos permanecer en nuestros hogares, porque aunque nos cueste entender, estamos transitando una pandemia que esta afectando a todo el globo causada por el nuevo Coronavirus. Son momentos sumamente emocionales, donde las ideas van y vienen y el confinamiento obligatorio no hace mas que contribuir a esa desesperación e incertidumbre colectiva.
Este contexto ha jugado una carta de suerte para el Gobernador de la Provincia del Chubut, el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, ha llevado a silenciar de cierta manera las voces de los trabajadores que, hasta hace semanas, estaban en las calles pidiendo por sus salarios, en marchas, huelgas de hambre y estado de alerta y movilización permanente. Pues no es para menos, no cobrar el sueldo es quitar de cierta manera la dignidad de aquel trabajador, que con sumo esfuerzo cumplió con su labor y adquirió el derecho a una contraprestación dineraria en consecuencia.
Pero parece que el Gobernador se oculta detrás del virus de la corona, entendiendo a este momento crítico como un salvataje para su decadente gestión, que no hace más que continuar aplastándonos. Desde que asumió su mandato, hasta ahora, considerando también que fue vicegobernador durante el último mandato de Mario Das Neves, y que después del fallecimiento de este ultimo asumió como Gobernador, no ha tomado medida alguna para intentar resolver esta catástrofe. Deficiente, incapaz, ignorante. Realmente no se encuentran calificativos para designar su actuar como máxima autoridad del Poder Ejecutivo Provincial. Porque no cuestiono su persona, nunca puedo pensar que alguien tiene malas intenciones, pero su inacción ante el padecimiento real de miles de personas lo transforma en un personaje que bordea lo siniestro.
La dignidad no es una cualidad accidental (como la de ser hombre o mujer, sano o enfermo, rico o pobre), sino que es algo esencial. En otras palabras, no hay ser humano que esté desprovisto de valor intrínseco, de dignidad. A juzgar por lo que vivimos en Chubut, ser trabajador del estado ha dañado dicho valor y la honradez que el estado debiera tener con quienes hacen de su funcionamiento una realidad se ha perdido hace mucho.
Por oposición, los tratos humillantes, discriminatorios y violentos, son los antagonistas de la dignidad. Y siempre estará en la memoria colectiva el accionar violento en repetidas ocasiones el año pasado, con un hecho más que resonante como fue el actuar de una fuerza paramilitar en una manifestación docente, sobre el que el Gobierno decidió callar. Un favor entre amigos se había concretado, lastimando a muchas mujeres y hombres que allí estaban aquella noche. O también puedo señalar las acciones represivas que acabaron con dirigentes sindicales golpeados y retenidos por personal policial, bajo ordenes estrictas de quien en estos momentos esta siendo fuertemente señalado por tener actitudes sumamente autoritarias y corromper el Estado de Derecho en su flamante rol de Ministro de Seguridad.
Eternas son las horas de incertidumbre que pasan quienes no han cobrado su sueldo del mes de Febrero, finalizando Marzo y aún no saben si efectivamente cobrarán. Horas de desesperación en las que los lazos de comunidad entre quienes padecen esta tragedia se hacen mas fuertes.
En las cuentas personales de los trabajadores del Chubut no hay dinero, mientras que el Gobernador y los suyos continúan jugando un juego maquiavélico, cuyos resultados sobrevinientes no son más que la explosión social.
Señor Gobernador, los trabajadores hoy no pueden estar en las calles, sin embargo no se olvide que la legitimidad de su gobierno se la da el pueblo, un pueblo que lo rechaza a usted como dirigente y ya no cree en su palabra, promesas y compromisos. La ausencia de los chubutenses haciendo ruido, no significa realmente que su voz se haya silenciado. Se equivoca si piensa eso, y también lo hace si piensa que será capaz de disciplinar con una “bota dura” a los trabajadores, porque este ya es un reclamo de todos y cada uno de los chubutenses y contra eso, usted ni nadie podrá.