Después de 912 días de estar al frente del Gobierno Provincial, el gobernador Mariano Arcioni ha exhibido una inconstancia total en sus decisiones que han provocado la potencialidad de una crisis económica social histórica en Chubut
Y en este Día del Trabajador, los casi 600 mil chubutenses son fieles testigos del sufrimiento, la desesperanza y el crecimiento de la incertidumbre que se suma a la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid – 19.
También, los hombres y mujeres de a pie no visibilizan grandes cambios positivos, menos aún estando desde el pasado 16 de marzo en una etapa preocupante con una cuarentena que seguirá, al menos se intuye, por largos meses.
Eso repercute en los trabajadores que ven limitados sus fuentes laborales, y cada día que pasa todo se convierte en una película de horror, ennuna de sus peores pesadillas.
Y lamentablemente para el Gobierno y su equipo la salida en busca de una solución no es muy clara de cara al futuro. O mejor dicho, en este presente catastrófico, donde en la provincia reinan la irresponsabilidad de llevar adelante pagos de sueldos escalonados ya muy lejos del pago de tiempo y forma que los más de 40 mil trabajadores disfrutaban antes del 2018.
Hoy, ni se saben las fechas concretas de pago, y la mayoría de los funcionarios no saben que explicar. Ni hablar del área de Economía provincial.
La necesidad de querer “tapar la inacción” se vió fortalecida con la aparición del coronavirus y el oxigeno le llegó al primer mandatario provincial y su gabinete. Justo para intentar alivanar la situación y evitar los reclamos de los trabajadores que se multiplicaron por dos años en varias localidades y que tuvo su postura más fuerte en la ciudad de Rawson, frente a Casa de Gobierno.
La realidad nos muestra que faltará mucho tiempo, largos años para volver a contar con la normalización de las cuestiones económicas en la provincia; y mucho más si se piensa en “recomposiciones salariales”. Estamos a un millón de años luz de que eso ocurra y tratar de celebrar como se merecen los trabajadores chubutenses. Duele, pero es la verdad.
NADA PARA CELEBRAR
