Hoy se cumplen treinta y nueve años de la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich y Orcadas del Sur. Aquellas formaciones de tierra parecieron inconquistables por los elementos naturales durante milenios. Las islas son escenario y testigos que todo lo ven pero que nada pueden hacer por su destino, algo así como un espectador que no aporta. Aparecen allí inmóviles, insumisas a los elementos, al paso del tiempo y a las refriegas entre la tierra, el viento y el mar donde se pudieron anidar historias, más aún la historia de nuestro pueblo, el pueblo argentino
Malvinas y las islas recobran un particular sentido después de 1982, la derrota si, de una guerra innecesaria, en la que la Dictadura Cívico Militar se encargó de que fueran aquellos jóvenes a defender el honor y territorio de la patria, mientras que la oficialidad mayor disfrutaba de los lujos seguros del continente. La desinteligencia de los superiores no minimizo ni opaco el valor de las tropas argentinas, que siendo soldados se volvieron hermanos, que dormidos en el profundo silencio de la muerte viven como eternos centinelas de las tierras que hoy siguen usurpadas por los ingleses.
Esa sangre derramada por los héroes de nuestras islas mostró su importancia al mundo. Malvinas es una causa mundial, de David contra Goliat, la de los vencidos que claman por justicia, y que mientras sigan clamando la lucha no está perdida. Muchos países sufren hoy el colonialismo en su territorio como la Argentina. ¿Acaso la ocupación de Hong Kong no privo a la República Popular China de una fuente inmensa de recursos para su pueblo? ¿Acaso el cuño ingles todavía hoy no impide la Unión de Irlanda, ratificando años de injusta dominación? ¿El pueblo español acaso para recuperar la soberanía del Peñón de Gibraltar, al igual de la constancia de las olas mediterráneas que rompen contra dicho enclave? Malvinas como usurpación y como causa existieron desde hace mucho tiempo, hoy la cuestión es otra es convertir a las islas y archipiélagos en una causa común que pueda aglutinar a otros pueblos con el nuestro, pueblos vencidos, pero no derrotados.
Se trata de anticipar movimientos y reclamar en forma pacífica nuestros derechos soberanos, no solo por nuestras islas sino por nuestro más circundante. , no de algún partido en específico sino de un pueblo, conciente de sus intereses y derechos. La construcción de la causa de Malvinas interpela a resolver cuestiones sobre defensa y economía nacional, en pensar un futuro con más posibilidades para todos. Y recrearlo día a día. Pensar a importancia estratégica de las islas para la exploración y aprovechamiento de los recursos del Mar Argentino y del Atlántico Sur.
Pero este día no se trata de pequeñas explicaciones de geopolítica sino de presentar respeto a nuestros soldados en las islas, aquellos veteranos y nuestros caídos. El camino de aquella historia estuvo plagado por las embestidas de los elementos, antes que de las tropas británicas. Pero ni el frio, ni el cansancio ni las heladas ráfagas australes logro apagar la entrega de nuestros soldados. Sobran anécdotas de astucia y coraje: desde armar un precario artefacto para lanzar misiles a los barcos ingleses o comandar las tropas en un monte tomado por los ingleses para rescatar a un pelotón. El sargento herido les pedía a sus subalternos que disparen a través de el para eliminar a los soldados ingleses. La anécdota cuenta la vuelta de ambos soldados hermanos. La gloria y las hazañas se hacen extensivos a las demás fuerzas como la aeronáutica y la marina, los primeros al sorprender a los británicos con ataques sorpresas a cualquier hora, poniendo en riesgo sus vidas en improvisadas maniobras para evadir los peligrosos radares.
Cabe mencionar también con profundo dolor el ataque al ARA General Belgrano fuera del área de combate. Es decir que el buque estaba por fuera del área de combate establecida como legitima, su hundimiento suma una lista de mártires, pero también de otro de los crímenes de guerra de las fuerzas usurpadoras.
Malvinas está en nuestra historia, es una herida tan constitutiva como la consolidación de nuestro Estado. Ya en 1833, comenzaba la usurpación y ocupación de las islas con la Fragata Clío que deportaba a los pobladores y los gobernantes argentinos en las islas. Pensar esa herida es repensarnos en nuestra condición nacional y americana. Pensar sobre las islas exige rigurosidad y empatía, pensar que esos derechos y la memoria es una obligación para con nosotros y aquellos valientes soldados.
Federico Calvo
Politólogo e historiador