En el marco de la causa por apropiación, las familiares declararon por vía remota ante el el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza.
Adriana Moyano y Elsa Poblete, tías de la nieta recuperada 127, quien restituyó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, declararon este sábado en el juicio de lesa humanidad que se les sigue a sus apropiadores y a un efectivo policial, y ante el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza revivieron con emotivos testimonios el camino que transitaron durante años hasta conocer a su sobrina, cuyos padres aún permanecen desaparecidos.
En este proceso oral y público están imputados el matrimonio que conforman Iris Yolanda Luffi y Armando Osvaldo Fernández, exoficial inspector en el Departamento de Informaciones (ex D2), quien está acusado junto con su esposa de apropiarse de la hija de María del Carmen Moyano y Carlos Simón Poblete, militantes de la organización Montoneros que se encuentran desaparecidos.
También esta imputado Abelardo Santiago Garay, otro efectivo policial acusado de falsificar su rol como testigo del nacimiento de esta niña que nació en cautiverio en el centro clandestino de detención que funcionó en la ESMA durante la última dictadura cívico militar.
Por pedido del Tribunal y del Ministerio Público Fiscal, el nombre de la nieta 127 no se difunde en esta nota con el propósito de preservar su persona. .
“Cuando fui a declarar a los megajuicios de la ESMA en Comodoro Py, una víctima que estuvo en el nacimiento de mi sobrina me dijo que la bebe nació el 10 de junio de 1977 en la ESMA y no en julio como creía mi sobrina”, señaló Adriana, hermana de María del Carmen, en el comienzo de su declaración.
El tribunal integrado por el presidente Alejandro Piña y María Paula Marisi y Daniel Carelli como vocales, dio inicio a la audiencia cerca de las 10.30, en la cual las testigos aportaron sus vivencias como familiares de desaparecidos a través de medios electrónicos y por la vía remota.
Adriana contestó las preguntas de los magistrados y dio su versión de los hechos desde Mar del Plata, en tanto que Elsa lo hizo desde San Juan.
“Mi sobrina ya sabía que era apropiada desde 2012, esto me conmociono bastante, me es sumamente difícil que alguien pueda tener o querer afinidad con alguien que procedió como lo hizo su apropiador, es muy doloroso. Yo sostengo que ella fue formateada por este hombre, ella tiene síndrome de Estocolmo con quien la apropio”, indicó Adriana ante los jueces.
Los padres de la nieta 127 fueron secuestrados entre abril y mayo de 1977, en Córdoba, y María del Carmen fue enviada con un embarazo de más de ocho meses a la ESMA, donde dio a luz.
Luego del parto, su hija fue trasladada a la localidad mendocina de Guaymallén, donde se la inscribió bajo un nombre apócrifo y resultó apropiada por Luffi y Fernández, la pareja que se encuentra en el banquillo de los acusados.
La testigo detalló además cómo fue la etapa de búsqueda que realizó su padre para hallar a su hija y nieta, con la presentación de varios hábeas corpus y su búsqueda en las casas cunas del país.
“En un momento asumimos que los habían matado y que los habían tirado al mar, es terrible para cualquiera vivir esto”, apuntó Adriana en uno de los pasajes más conmovedores de su declaración.
La familiar contó también al tribunal que su padre, cuando estuvo detenido, le mencionaba los abusos que sufrían las mujeres en el palacio policial (Ex D2) donde trabajaba el apropiador de su sobrina.
“No quise decirle a mi sobrina lo que sucedía ahí para mantener una relación con ella, ahí apaleaban a los varones y violaban a las chicas. Mi sobrina habla cariñosamente de sus apropiadores, ella sigue convencida que no hicieron nada”, sostuvo.
Y luego concluyó su testimonio de forma contundente: “Ellos son seres nefastos. Pero siempre voy estar para ella cuando me necesite”.
Luego fue el turno de Elsa, la hermana de Carlos, quien relató que se enteró del nacimiento de su sobrina al consultar el libro “Nunca Más”, el informe confeccionado por la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas (Conadep), que se difundió en 1984.
Elsa también contó que siguió los juicios de lesa humanidad en los cuales se podía dar a conocer información sobre el destino de su hermana y la suerte corrida por su sobrina.
“Está plasmado en el libro Nunca Más que Carmen es trasladada a la sala de torturas de la ESMA para el parto y allí pidió que una compañera presa la acompañe y que gritaba que le quiten la cadena a esta persona de los pies y estos no le hicieron caso”, señaló Elsa.
Y en ese sentido, agregó: “Conocí a mi sobrina en Buenos Aires, en un lugar neutral, en una casa de Abuelas de Plaza de Mayo, ella fue con su hermoso hijo y hemos tenido bastante contacto después de la restitución de la identidad”.
Al final Poblete le dejó un mensaje a su familiar: “Siempre vamos a estar a su disposición y pide justicia, justicia, justicia”.
Una vez finalizado el testimonio cerca del mediodía, el juez Piña llamo a un cuarto intermedio hasta la próxima audiencia.