Las muestras fueron recolectadas en un centro de salud público y en uno privado de la ciudad.
93 personas de la ciudad de Trelew participaron voluntariamente de un estudio que busca contar el origen genético de la localidad. Es decir, no solo de dónde vienen sus actuales habitantes; sino también desde dónde vinieron sus antepasados mediante el análisis de marcadores de ancestría biparental.
Las muestras fueron tomadas a partir de donantes voluntarios que concurrieron al servicio de hemoterapia del Hospital Zonal y a un centro privado de la ciudad de Trelew. “Es importante recalcar que los donantes decidieron voluntariamente participar en el estudio. Esto permitió, desde un punto de vista metodológico, recabar muestras de diferentes sectores de la comunidad, disminuyendo al mínimo la posibilidad de incluir un sesgo por muestreo en la representatividad de la población en el estudio”, explica la becaria doctoral Camila Tamburrini, dirigida por la Dra. María Laura Parolin del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus-CONICET CCT CENPAT).
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“Después de firmar un consentimiento informado, los participantes accedían a donar una muestra de sangre y a contestar una encuesta genealógica para, posteriormente, compararla con el dato genético. Se les preguntaba su lugar de nacimiento y el de sus tres generaciones precedentes: madres, abuelas y bisabuelas para correlacionar con la matrilínea y el lugar de nacimiento de sus padres, abuelos y bisabuelos para correlacionar con la patrilínea. Luego, en el laboratorio, se realizó la extracción y análisis del ADN de las muestras biológicas recolectadas”, aclara Tamburrini.
Así, los resultados obtenidos para la línea materna, indican que el 53,9 por ciento de las muestras tienen un componente materno indígena, un 42,7 por ciento es europeo y un 3,4 africano.
Tamburrini, afirma que se ha observado una predominancia de los linajes autóctonos maternos (53.9%) con relación a los linajes paternos indígenas (11.7%). Esto ha sido previamente observado no solo en otras regiones de Argentina, sino también en otros países de Sudamérica y puede relacionarse, como argumentan otros autores, en parte y desde el punto de vista histórico con la conquista de América en la que una gran porción de la población masculina fue diezmada, aunque no se conoce con exactitud el impacto demográfico de este proceso en la comunidad autóctona.
A pesar de ser la región menos poblada de Argentina, la Patagonia ha mostrado una de las más altas tasas de crecimiento del país. “Los patrones migratorios que han caracterizado a esta ciudad: el arribo de los galeses, la afluencia de poblaciones de países limítrofes y transatlánticos, así como los pobladores originarios, configuran un mapa genético muy particular”, asegura.
Entre las principales fuentes de inmigración, históricamente Chile se ha destacado por representar el 69% de la población extranjera patagónica, según datos obtenidos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas del 2010. Esta dinámica propia de la región, también se observa reflejada desde el punto de vista genético.
En el trabajo de Tamburrini y colaboradores, se observó que la ancestría indígena por vía materna, aumentaba cuando las madres, abuelas o bisabuelas de los y las donantes, habían nacido en las regiones norte y sur de Argentina o en Chile, mientras que en la región central existe una mayor proporción del componente europeo tanto por línea materna como paterna.
Parte del trabajo que la científica viene realizando, permite comparar el ADN obtenido de muestras actuales y antiguas de la región.
“Algunos linajes encontrados en la población actual de Trelew, se han observado en estudios de muestras antiguas de la misma área geográfica, datadas hasta 3800 en el pasado. Otros linajes no se han observado aún en estudios que involucran muestras antiguas de la región. Este hecho, sumado a que ciertas muestras de Trelew mostraron linajes maternos indígenas ya descritos en poblaciones patagónicas chilenas y argentinas, apoyan la idea de que estos linajes podrían tener un origen regional reciente. Continuar con este tipo de estudios permitirá en el futuro conocer de manera más profunda la identidad de las poblaciones en Patagonia”, concluye la científica.
Por Alejandro Cannizzaro