En la actual circunstancia modificar Ganancias en la manera que se pretende desde el Gobierno Nacional es ir contra el bolsillo de los trabajadores y repercutirá negativamente sobre el consumo.
Nuevamente en la discusión para resolver los problemas estructurales del país aparece la posibilidad de tocar impuestos como forma recaudatoria y como alternativa para resolver discusiones políticas que no pueden darse desde los consensos normales que otorgan las vías institucionales de la Democracia.
Pensar en modificar el impuesto a las Ganancias y bajar nuevamente el mínimo no imponible no sólo es un castigo haca millones de trabajadores, sino que podría ser el golpe de gracia para el consumo y por lo tanto para los miles de comercios que hay en todo el país.
Las cifras que se observan muestran un declive permanente de las ventas y hasta el momento no se ha dispuesto ninguna medida que busque reactivar el sector sino todo lo contrario. Sólo en febrero la caída registrada fue del 25% respecto al año pasado. Estamos ante una escalada de precios inédita que repercute sobre el bolsillo de los trabajadores no ahora sino hace más de dos años.
Las pymes estuvieron primeras en la fila para hacer el sacrificio en pos de mantener el funcionamiento de la economía más allá de las dificultades y los obstáculos que fueron apareciendo con los vaivenes del tipo de cambio, la inflación y las obligaciones que se tuvieron que hacer en muchos casos a costa de endeudamiento.
No es momento para profundizar la crisis. Ello puede provocar que directamente muchas de nuestras pymes queden fuera de juego. En Chubut más del 90 por ciento del trabajo en el sector privado es aportado por pequeñas y medianas empresas, comercios y negocios.
Durante la cumbre de Puerto Madryn se planteó la necesaria búsqueda de un federalismo fiscal que contemple las diferentes realidades de los sectores productivos. Está claro que este no puede ser el camino para generar mayor desarrollo.
Como se expuso el déficit cero es una política que todo el sector empresarial va a acompañar, pero en la medida que ese objetivo esté sustentado en un programa integral que tenga en cuenta las inversiones, el empleo y por sobre todo contemple la coyuntura de miles de pymes que están llegando a su punto de equilibro, muchas yendo a pérdida y buscando sostener los puestos de empleo.
Se precisa de un plan claro y sostenible que no vuelva a las mismas recetas de siempre de mayor presión impositiva para resolver las ineficiencias propias del funcionamiento de la macroeconomía. Confiamos en que otra vía es posible sin tener que generar un perjuicio sobre el motor de la economía del país.