La reciente polémica en Puerto Madryn en torno al proyecto de un concejal de la misma fuerza política del Ejecutivo, que pretendía imponer una tasa del 5% a inversiones y desarrollos inmobiliarios, ha dejado al descubierto una preocupante tendencia: la falta de consenso y comunicación efectiva con la ciudadanía. Aunque el Ejecutivo ha decidido dar marcha atrás con esta iniciativa, el daño ya está hecho. La confianza de los inversores y los comerciantes locales se ve nuevamente sacudida, evidenciando los descuidos recurrentes en la gestión municipal.
El desarrollo urbano y económico de una ciudad no puede ni debe ser decidido de manera unilateral. La imposición de nuevas tasas o impuestos, especialmente en un contexto económico desafiante, requiere de un diálogo abierto y transparente con todos los actores involucrados. Sin embargo, lo que hemos visto es un Ejecutivo que, lejos de fomentar el consenso, parece avanzar a tientas, corrigiendo su rumbo solo cuando las protestas se vuelven demasiado ruidosas para ser ignoradas.
La gestión pública demanda no solo eficiencia en la implementación de políticas, sino también sensibilidad y apertura para escuchar a la comunidad. La decisión de no acompañar la propuesta del 5% es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente. Se necesita un cambio profundo en la manera en que se gestiona y se comunica con la ciudadanía. Las decisiones que afectan a tantos no pueden ser tomadas en despachos cerrados, alejados de la realidad cotidiana de los ciudadanos.
La falta de diálogo no es un problema nuevo en nuestra ciudad, pero sí es uno que se acentúa con el tiempo. Cada proyecto de infraestructura, cada nuevo impuesto, cada regulación debería ser discutida con aquellos que serán los más afectados: los ciudadanos. El desarrollo sostenible y justo de Puerto Madryn depende de la capacidad de sus líderes para construir puentes en lugar de levantar barreras.
Esto implica no solo retractarse de decisiones impopulares, sino también establecer canales permanentes de comunicación y consulta ciudadana. Las reuniones con sectores productivos y cámaras deben ser una constante, no una reacción a una crisis. Solo así se podrá garantizar un crecimiento armonioso y beneficioso para todos.
Es momento de que nuestras autoridades comprendan que la gobernanza moderna exige más que buenas intenciones. Requiere compromiso, transparencia y, sobre todo, la voluntad de escuchar y actuar en conjunto con la ciudadanía. Puerto Madryn merece un gobierno que no solo administre, sino que inspire confianza y participación activa de sus habitantes en el proceso de toma de decisiones.