Madryn

Especialistas del CONICET desarrollaron una nueva herramienta para detectar el origen de organismos en el Mar Argentino

Fue realizado en base a muestras de isótopos estables en muestras de pingüinos de Magallanes
y será de gran importancia para futuras investigaciones científicas que requieran conocer las
áreas de alimentación de predadores, el origen de presas marinas o productos pesqueros. La
investigación contó con el apoyo de la Wildlife Conservation Society.
Un grupo de científicos del CONICET generó el primer estudio para determinar el origen de
organismos marinos basado en la variación de dos isótopos estables del Mar Argentino,
derivado de muestras de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus). La herramienta
se basa en generar mapas que señalan la variabilidad en el mar de dos isótopos estables
(denominados isopaisajes), el isótopo del carbono (13C) y del nitrógeno (15N), y fueron
generados gracias a estudios en la sangre de pingüinos nidificando a lo largo de toda la costa
argentina. Dado que los animales incorporan estos isótopos en sus tejidos, estos mapas
permiten estudiar la dieta y migración de los pingüinos. Además, pueden ser utilizados para
determinar el origen de una diversidad de organismos, de productos de la industria pesquera
como peces, calamares o moluscos, o para identificar las áreas de alimentación de otros
predadores de interés para su conservación como aves, peces, mamíferos o invertebrados
marinos.
“Los isótopos son átomos muy parecidos a los distintos elementos pero que varían en su masa,
afectando algunas de sus propiedades. Hay isótopos radioactivos, que son los más conocidos y
se utilizan, por ejemplo, para generar energía nuclear, y otros que son estables ya que no
emiten radiación y son los utilizados en el presente estudio. Estos isótopos se encuentran en
bajas concentraciones en la naturaleza y se acumulan entre los distintos predadores a partir de
una concentración base en el fitoplancton, el pasto del mar. El fitoplancton de diversas
regiones del mar posee distintos valores de isótopos que puede ser representados en
“isopaisajes” y, dado a que los organismos están compuestos isotópicamente de lo que se
alimentan, sus valores en distintos tejidos pueden ser utilizados para estimar su dieta o para
identificar en qué región del mar se alimentan”, explica Javier Ciancio, investigador del
CONICET en el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CONICET, CESIMAR) y uno de los
autores del trabajo publicado por la revista internacional Rapid Communications in Mass
Spectrometry.
Para construir el mapa se utilizaron muestras de sangre de pingüinos de Magallanes en etapa
de reproducción que anidan en 11 colonias ubicadas desde Islote Lobos, en Río Negro, hasta
Cabo Vírgenes en Tierra del Fuego, y que fueron colectadas a lo largo de ocho años. “Dado
que durante su etapa reproductiva los pingüinos acotan sus áreas de alimentación a las
cercanías de la colonia, el valor de isótopos estables de su sangre refleja la composición de los
mismos en dichas áreas. Los resultados mostraron una variación en el eje norte-sur en los
valores de isótopos estables debido, posiblemente, a la productividad primaria y a las
corrientes marinas dominantes”, indica Ciancio.
Ambos isopaisajes revelaron una fuerte variación espacial. El isopaisaje de 13C mostró una
variación en los valores de isótopos de norte a sur, consistente con los patrones observados en
otros océanos, mientras que el isopaisaje de 15N separó claramente las colonias del norte y del
sur. “Dado que las áreas de alimentación del pingüino en invierno son bastante complicadas de
estudiar, estamos combinando estos isopaisajes con otras tecnologías de seguimiento espacial
para mejorar el conocimiento de dónde comen cuando dejan la colonia y obtienen las reservas
para la próxima reproducción. Conocer las áreas de alimentación a lo largo de toda la vida de
una especie es fundamental para su conservación. Por ejemplo, varias áreas marinas
protegidas están siendo creadas basadas en la ubicación de las colonias reproductivas de aves
marinas, pero se desconoce su área de invernada, información clave para su protección”,
expresa el investigador del CENPAT.
Además de su uso para conocer la migración de varias especies, los isopaisajes generados
también pueden ser utilizados para realizar trazabilidad de productos pesqueros o
reconstruir las áreas de alimentación utilizadas por organismos en el pasado, por ejemplo,
los preservados en colecciones de museos o hallados en yacimientos arqueológicos, pero
también a lo largo de la vida de un individuo a partir de estructuras duras que guardan los
valores de isótopos de las regiones donde se alimentó.
Junto a Ciancio trabajaron Juliana González, Pablo Yorio y Noela Sánchez Carnero, todos
integrantes del CESIMAR, y Esteban Frere, del Centro de Investigaciones Puerto Deseado de la
Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y CONICET, con el apoyo de la fundación
Wildlife Conservation Society (WCS).

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