Columna de opinión semanal orientada a incentivar el debate público sobre Puerto Madryn.
ARQUITECTO CARLOS ENRIQUE SANABRA
Desde 1983 vinculado a temas urbanos. Los primeros 16 años desde el ámbito público. Luego desde el ámbito privado hasta la fecha.
Cuando el problema es la legislación urbana
Barrio Hammarby en Estocolmo (Suecia)
Algunos son –por ahora- un modelo, otros ya han comenzado a construirse.
En el mundo desarrollado, los nuevos barrios –que albergaran a miles de habitantes- tienen criterios muy diferentes a los “normales” que conocemos.
De madera o materiales biológicos o nuevos productos tecnológicos, crean vecindarios menos contaminantes, generan su propia energía, recuperan sus residuos, están rodeados de amplias zonas naturales –embellecidas con la acción creativa y transformadora del hombre-, tienen huertos orgánicos para abastecerse de alimentos, los vehículos son autónomos o eléctricos y el tránsito peatonal o en bicicleta es lo habitual. Por supuesto alcanzan los más elevados estándares de calidad de vida.
No hay una receta única. En algunos se prefiere el vínculo fuerte con la naturaleza y una vida rural con las comodidades urbanas. Otros prefieren una visión estética futurista, más tecnológica con predominio de sensores, ingeniería e inteligencia artificial. Y por supuesto, existe una infinidad de modelos intermedios.
Una legislación apropiada, inteligente y adaptada a los nuevos tiempos favorece el desarrollo de tales proyectos.
En Madryn, los criterios que rigen nuestra legislación “normal” se remontan a los años 60 del siglo pasado -completamente anacrónicos-. Lo cual sumado a los condicionamientos propios de “La enfermedad Madrynense” –ver nota de opinión del 31 de julio pasado en la Voz de Madryn– da como resultado que es imposible el desarrollo de proyectos innovadores acorde con aquellos estándares del mundo desarrollado –existe ya una larga lista de inversiones de calidad que nuestra ciudad ha expulsado–
La realidad nos muestra que mientras hay muchos madrynenses -y ciudadanos del mundo- que aspiran a vivir acorde con tales calidades en este lugar (y no lo pueden hacer porque se los prohíbe la legislación vigente), en la ciudad crece la informalidad, el déficit de las infraestructuras, el desorden en su funcionamiento y la maraña de legislaciones que no resuelven los problemas urbanos y tampoco generan las condiciones para disponer de una legislación apropiada, inteligente y adaptada a los nuevos tiempos.