ARQUITECTO CARLOS ENRIQUE SANABRA
Desde 1983 vinculado a temas urbanos. Los primeros 16 años desde el ámbito público. Luego desde el ámbito privado hasta la fecha.
EL SECRETO DE UN TRANSITO ORDENADO
Así como mediante las arterias y venas toman vida todas las partes del cuerpo humano, en las ciudades son las calles las que tienen esa responsabilidad (de esta analogía surge la denominación de “arterias” usada como sinónimo de “calles”)
Pero, las calles no son todas iguales. Cada una tiene una función propia, según el tipo de vinculación que establece. Veamos en el caso de Madryn.
Una calle que vincule directamente los lugares de residencia con los de trabajo –como puede ser la Avenida Roca– tendrá un pico de circulación rápida en los horarios de ingreso y de salida del trabajo. En cambio una calle que simplemente vincule lugares de esparcimiento y recreación–como puede ser el Boulevard Brown– tendrá una circulación de paseo de baja velocidad. En cambio, una calle que vincule los lugares de producción de bienes de exportación con el Puerto, -como puede ser la Avenida Kenneth Woodley- tendrá una circulación de vehículos de gran porte y peso, y habrá que considerar también la circulación de los vehículos de servicios que utilizan (grúas, montacargas, etc.).
El secreto para un tránsito ordenado es –sencillamente- tener un carril de circulación adecuado para cada propósito, para lo cual será necesario clasificar las calles según el tipo de circulación al cual sirve, evitando la superposición de diferentes calidades de tránsito.
Reconocer esa primera función de la calle, determinar cantidades y calidades de la demanda de tránsito en ella es fundamental para luego establecer la cantidad de carriles necesarios, que tipo de señalización requiere y que tipo de carpeta de rodamiento. Por eso es que resulta inútil pretender ordenar el tránsito con una acción aislada – colocar un semáforo en tal o cual esquina, cambiar el sentido del tránsito en una calle-, si previamente no se tiene estudiado el tipo, la cantidad y la calidad de tránsito en dicha calle.
Para ello son necesarios serios estudios profesionales de origen destino de los viajes, medir la cantidad de vehículos en las horas picos, la oferta de carriles de circulación, los cambios estacionales, etc, para cada una de las demandas de tránsito (vehículos de carga, de distribución de mercaderías, particulares, de turismo, transporte público, bicicletas y peatones).
Lamentablemente, la realidad nos indica que estamos muy lejos de tener un tránsito ordenado por carriles de circulación, porque tales estudios no existen –ni siquiera tenemos señalizados los carriles-
Un tránsito desordenado complica el funcionamiento de la ciudad (superposición de calidades de transito distintas, giros a la izquierda inconvenientes, etc) y genera otros efectos negativos, como por ejemplo una demanda insatisfecha de estacionamientos en la zona céntrica que no se resuelve con el estacionamiento medido y pago, sino con mayores lugares de estacionamiento o con una disminución de destinos en el centro a través de –por ejemplo- un plan de descentralización de la ciudad o con un cambio en la modalidad a favor de implementar un servicio de transporte público más competitivo que la alternativa del uso del auto particular.
En verdad, el secreto del tránsito ordenado… no es tan secreto.