Madryn

El Origen y la Importancia del Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn

Arq. Carlos Sanabra, Miembro Fundador de la Comisión de Estudios Históricos (1983) y Primer Presidente del CEHyS (1988)

En la década de 1980, Puerto Madryn experimentó una transformación radical que cambiaría la ciudad para siempre. Mientras la construcción de la planta productora de aluminio y el puerto de aguas profundas se desarrollaban con una rapidez impresionante, los 5.000 habitantes de la ciudad observaban con asombro, pero también con incertidumbre, el nuevo futuro que se les venía encima.

El proceso de urbanización no solo transformaba el paisaje físico de la ciudad, sino que también desafiaba las identidades culturales y sociales de quienes habitaban en ella. En un contexto donde el cambio era inminente, aquellos que habían nacido y crecido en Madryn se enfrentaron a un entorno donde la mezcla de nuevos pobladores, provenientes de otras partes del país, alteraba el equilibrio local. La aparición de grandes obras como el Muelle Storni o el conjunto habitacional que se erigía para albergar a los nuevos trabajadores de la zona industrial marcaban el ritmo de una ciudad que se expandía a una velocidad hasta entonces inimaginable.

Para 1980, la población de Madryn había crecido de manera espectacular, alcanzando los 21.000 habitantes. Cada vecino que había nacido en la ciudad veía cómo, por cada uno de ellos, había ahora cuatro nuevos habitantes, muchos de los cuales venían de distintos rincones del país, con sus propios usos, costumbres e historias. La transformación era tan profunda que la extensión del Parque Industrial y las nuevas viviendas superaban en tamaño y alcance a la propia Madryn de 1970.

Sin embargo, este fenómeno urbano no solo tuvo un impacto en el espacio físico, sino que también afectó profundamente la vida social y cultural de la ciudad. Durante mediados de los años 70, los madrynenses “nacidos y criados” se enfrentaron a la necesidad de reafirmar su identidad de “originarios”, frente a la creciente presencia de los recién llegados. Por otro lado, los “venidos y arraigados”, aquellos que habían llegado en busca de nuevas oportunidades, también comenzaron a construir su identidad dentro de la ciudad, trayendo consigo sus propias tradiciones y costumbres. Esta interacción entre ambas partes generó un caldo de cultivo para una identidad local plural, que se consolidaría años más tarde con la creación de un espacio donde se pudiera reflexionar sobre el pasado y el futuro de la ciudad: el Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn (CEHyS).

La importancia de este centro no radica solo en su función de preservar y difundir la historia de Madryn, sino también en su capacidad de ser un espacio de encuentro y diálogo entre las distintas visiones que surgían en este período de transformaciones. El CEHyS se constituyó como un lugar clave en la construcción de una memoria colectiva que permitiera integrar tanto a los “originarios” como a los “nuevos”, entendiendo que la historia de la ciudad no solo estaba marcada por los cambios físicos, sino también por las vivencias de quienes la habitaban.

Este esfuerzo por comprender y dar forma a la identidad local en un contexto de cambios profundos refleja la necesidad de no solo adaptarse al nuevo entorno, sino también de ser protagonistas de la historia que se estaba escribiendo en esos años de transformación.

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