Este 10 de octubre, Scuba Duba, una de las empresas pioneras en actividades subacuáticas de la región, celebra su 26° aniversario. Su propietaria, Carolina Larracoechea, recuerda los comienzos de esta apasionante aventura que, si bien se formalizó en 1998, tiene raíces mucho más profundas, que se remontan a la década del ’50, cuando ya se practicaban las primeras inmersiones recreativas en la zona.
Desde entonces, la actividad de buceo ha evolucionado notablemente, de la mano de la tecnología y la vocación exploradora de sus impulsores. “Hoy podemos sacar fotos a profundidad y compartirlas casi en tiempo real. Antes, con las cámaras de rollo, había que esperar 24 horas para ver si la imagen había salido bien. Eso también transformó la experiencia del buceo”, comenta Carolina.
Un hito importante en esta evolución fue la incorporación, en 2005, del buceo con lobos marinos, una propuesta única en su tipo que posicionó a Scuba Duba como referente de este tipo de turismo submarino. La experiencia se realiza durante todo el año, aunque el invierno ofrece una interacción especial: “Los cachorros que nacieron en verano ya se meten al agua y están mucho más curiosos. El porcentaje de interacción es altísimo”, explica.
Para enfrentar las bajas temperaturas del agua, los buzos utilizan trajes secos que ofrecen mayor protección que los tradicionales trajes húmedos, permitiendo realizar la actividad cómodamente incluso en los meses más fríos.
Actualmente, los precios vigentes son de $150.000 para la experiencia de snorkelling con lobos marinos y $125.000 para el bautismo de buceo. Está previsto un ajuste del 10% a partir de mayo, seguido de otro aumento escalonado entre septiembre y octubre.
Más allá de ser una propuesta turística, Scuba Duba representa una forma de vida para quienes la integran. El equipo de trabajo está conformado por cuatro personas que llevan más de una década trabajando codo a codo. La empresa también participa activamente en ferias y workshops para difundir sus actividades y atraer nuevos entusiastas del mundo submarino.
“Es un trabajo que hago con muchísimo placer. La relación con el mar, con los animales, con las personas que vienen a vivir esta experiencia, es realmente gratificante”, concluye Carolina.