A un mes de la apertura de aguas nacionales para la pesca de langostino fuera de la zona de veda, la flota congeladora continúa paralizada y la actividad atraviesa una crisis profunda. En ese contexto, Mauro Zamboni, vicepresidente ejecutivo de Argenova —filial del Grupo Nueva Pescanova en Argentina—, advirtió que “la realidad es la que manda y hoy la actividad no da”.
En diálogo con Parte de Pesca, Zamboni describió un escenario preocupante para el sector congelador, que enfrenta una rentabilidad negativa, con costos operativos insostenibles, principalmente ligados a la estructura laboral. “Hasta que esto no se termine de dilucidar o encaminar para algún lugar, esto va a seguir por este mismo carril. Sin duda, si no hacemos una actividad viable y sostenible en el tiempo, el congelado de langostino en Argentina va a seguir en crisis”, afirmó.
“No somos enemigos de los trabajadores”
El ejecutivo hizo un llamado al diálogo como única vía para encontrar soluciones consensuadas entre empresarios y trabajadores. “Los empresarios no somos enemigos de los trabajadores. Estamos en una tensa espera al momento de que podamos sentarnos, vernos la cara y ver si llegamos a un acuerdo”, expresó.
Reconoció que el principal escollo para la reactivación de la flota son los costos laborales. “El nudo básicamente está en los costos laborales, pero lo prioritario sería que las partes nos podamos acercar, sentar, conversar, y después ver si el nudo está ahí, y si está ahí, ver cómo se desata”, detalló.
“Estamos en modo supervivencia”
Zamboni graficó la situación como crítica y sin precedentes: “El sector de pesca de langostino es un sector con muchos jugadores de distinto nivel (…) y, en este momento, estamos todos juntos en una misma mesa viendo cómo sostenemos el trabajo, la continuidad laboral de la gente; hoy estamos en modo supervivencia”.
Pese a los esfuerzos por parte del Estado, como las modificaciones al Documento Único de Exportación (DUE) y otros intentos de alivio fiscal, el ejecutivo señaló que “no alcanza”. Afirmó que los costos laborales representan hasta un 60% del ingreso total por producción de un barco. “Esto es una realidad”, subrayó.
Apuntes sobre la competitividad internacional
Más allá de las urgencias inmediatas, Zamboni apuntó a un desafío estructural pendiente: la valorización del langostino argentino en el mercado global. “Tenemos una proteína salvaje con un diferencial enorme frente a productos como el vannamei. Una vez que hagamos de esto algo viable y próspero, podemos sentarnos a ver cómo instalamos a nivel mundial el langostino argentino”, proyectó.
“Sin actividad no hay trabajo”
Ante los reclamos sindicales que rechazan cualquier modificación en los convenios colectivos, Zamboni fue claro: “No desmerezco las ambiciones de los trabajadores (…) pero si eso es dentro de un marco de viabilidad. Sin actividad no hay trabajo, sin trabajo no hay remuneración”.
Reconoció también que el sector empresario debe hacer una autocrítica: “En momentos de abundancia se han firmado cualquier tipo de acuerdo, y hoy, lo estamos lamentando”.
Un mismo barco, un mismo destino
Finalmente, el directivo insistió en que la salida solo puede encontrarse mediante el entendimiento: “Tenemos que trabajar en un marco de diálogo y respeto. Los empresarios no somos enemigos de los trabajadores, somos parte de una misma embarcación y tenemos el deber de llevar esta actividad a buen puerto”.