En Chubut, una vez más se instala en la agenda pública la posibilidad de crear una empresa estatal vinculada al sector energético. La propuesta, como tantas otras, aparece envuelta en promesas de eficiencia, autosuficiencia y desarrollo regional. Sin embargo, la experiencia acumulada y el sentir popular advierten que los riesgos son grandes si no se toma un rumbo serio y profesional desde el inicio.
Las empresas estatales pueden funcionar. Existen ejemplos en distintas partes del mundo donde, alejadas de la lógica política y gestionadas con criterios empresariales claros, estas compañías generan beneficios, garantizan servicios esenciales y reinvierten en sus comunidades. El problema no es la propiedad estatal per se, sino cómo se administra, con qué fines y bajo qué controles.
En Chubut, la historia reciente muestra que muchas de las iniciativas públicas han estado marcadas por la improvisación, el clientelismo y la interferencia de intereses sindicales o partidarios. Cualquier intento de crear una nueva estructura empresarial sin corregir estos vicios está condenado a repetir los mismos errores. La ciudadanía ya no tolera proyectos que se anuncian con entusiasmo y terminan convertidos en cajas negras o elefantes blancos.
Hoy, la falta de planificación afectan directamente la vida de miles de personas: tarifas energéticas elevadas, servicios deficitarios y vastas regiones sin acceso a lo básico. Todo esto, en una provincia que produce energía de sobra, pero que no logra garantizar que ese recurso beneficie primero a su propia población.
Por eso, si realmente se busca una solución, debe encararse con profesionalismo. Con administradores probos, técnicos capacitados y un enfoque claro: la empresa no pertenece a un gobierno de turno ni a una dirigencia sindical, sino a cada uno de los chubutenses. Es imprescindible recordar que el fin último no es mantener estructuras de poder, sino prestar un servicio eficiente y equitativo.
El Estado debe tener un rol: como regulador, como garante de derechos y como actor donde el mercado no llega. Pero no puede ni debe convertirse en botín ni refugio para intereses ajenos al bien común.
Chubut necesita planificación, gestión moderna y responsabilidad. No más slogans. No más parches. Si la política quiere recuperar la confianza social, este puede ser el momento de demostrar que se puede hacer algo distinto. Y mejor.
Algunas de las localidades que actualmente utilizan generadores a gasoil para su suministro eléctrico incluyen:
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Corcovado
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Paso del Sapo
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Gualjaina
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Paso de Indios
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Facundo
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Telsen
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Camarones
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Gastre
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El Maitén
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José de San Martín
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Río Pico
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Aldea Apeleg
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Aldea Beleiro
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Ricardo Rojas
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Lago Blanco
Estas comunidades, junto con otras, representan aproximadamente el 53% de la generación eléctrica aislada en la provincia, abastecida principalmente por sistemas a gas y gasoil .