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La Tuberculosis en la Actualidad: Prevención, Diagnóstico y Tratamiento

La tuberculosis, aunque muchos la asocian erróneamente con una enfermedad del pasado, sigue siendo un desafío de salud pública en todo el mundo, incluida nuestra provincia. A pesar de la disminución de los casos en las últimas décadas, la tuberculosis continúa siendo una enfermedad indémica, es decir, presente de forma constante, que afecta a personas de todas las edades.

En nuestra provincia, se registran cerca de 100 casos nuevos al año, cifra que se encuentra por debajo del promedio nacional. Sin embargo, este número es relevante y refleja la persistencia de la enfermedad en la comunidad. En comparación con otras regiones del país, donde las tasas de incidencia son más altas, nuestra provincia mantiene una tasa media de notificación, lo que demuestra la importancia de continuar con las estrategias de prevención y control.

Uno de los factores que ha impactado en la evolución de la tuberculosis en los últimos años ha sido la pandemia de COVID-19. Durante el período crítico de la pandemia, muchas otras enfermedades, incluida la tuberculosis, recibieron menos atención. La disminución en la búsqueda activa de casos resultó en un aumento de las tasas de mortalidad por tuberculosis, así como en un retraso en el diagnóstico de nuevos casos. Este fenómeno es similar al observado con otras enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, donde la interrupción en el control y seguimiento de los pacientes también afectó negativamente los resultados de salud.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria que se transmite de persona a persona, principalmente a través de partículas de saliva o mucosidad expelidas al toser o estornudar. Aunque afecta principalmente a los pulmones, la tuberculosis puede también atacar otros órganos, como el cerebro, los riñones o el sistema genitourinario. Su forma más peligrosa y contagiosa es la tuberculosis pulmonar, ya que es la que se transmite con mayor facilidad.

Uno de los aspectos que hace única a la tuberculosis es la capacidad de la bacteria para permanecer latente en el organismo durante años sin causar síntomas. De hecho, muchas personas pueden portar la bacteria y no presentar signos de la enfermedad hasta mucho tiempo después, lo que hace que la transmisión y el diagnóstico sean más complicados. La infección puede permanecer en el cuerpo durante meses o incluso años antes de que se desarrollen los síntomas, lo que hace crucial identificar los casos en las fases más tempranas.

El diagnóstico temprano es clave para evitar la propagación de la enfermedad. Los síntomas de la tuberculosis pulmonar incluyen tos persistente con expectoración, fiebre, sudoración nocturna y pérdida de peso. Si una persona presenta tos con flema durante más de dos semanas, debe buscar atención médica, ya que es uno de los principales indicadores de la enfermedad. Los estudios para confirmar el diagnóstico incluyen análisis de la expectoración, que se examina bajo el microscopio para detectar la presencia de la bacteria, y radiografías de tórax para observar posibles daños en los pulmones.

A pesar de que la tuberculosis puede causar complicaciones graves, es una enfermedad curable. El tratamiento consiste en un régimen de antibióticos que debe seguirse de manera estricta durante un período de seis meses o más. La adherencia al tratamiento es crucial, ya que interrumpirlo prematuramente puede permitir que la bacteria desarrolle resistencia a los medicamentos. El tratamiento es gratuito y está disponible para todas las personas, lo que facilita el acceso a la cura y previene la propagación de la enfermedad.

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