Los 30 mil médicos, profesionales y trabajadores que integramos la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA) vemos con preocupación este comienzo de 2019 en los 600 hospitales de todo el país en los que estamos presentes.
Hace pocos días, un incendio desactivó el Hospital Oñativa de Rafael Calzada.
En Córdoba se inundaron el quirófano del Hospital de Niños y el Neurosiquiátrico.
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En Chaco, se cortó la luz en el quirófano del Hospital Perrando y los profesionales debieron continuar la cirugía con la luz de un celular.
En Santa Fe, se desmoronó el techo de un Centro de Salud.
Mientras en el Hospital Posadas, los depredadores humanos a cargo de la dirección producen nuevas cesantías, en el centro de salud pública más grande del país y el único que depende en su totalidad de Nación.
El filosofo de Anillaco acuñó en los 90 el aforismo de la casualidad permanente.
Pero es el modelo sojero con agrotóxicos el que impide el escurrimiento de los suelos y junto al cambio climático por deforestación provoca las megalluvias y las inundaciones. El mismo modelo predador que altera los ecosistemas y permite el avance de los vectores del hantavirus.
En el menú entra el cuento de que los tarifazos traerán inversiones y mejoría en los servicios, como por ejemplo el de energía electrica.
Y por fin, la mano directa del hombre macrista: el ajuste feroz en salud con el desmantelamiento de áreas y programas y la destrucción criminal y progresiva de la capacidad operativa del hospital más grande de la Argentina.
La casualidad permanente es la causalidad permanente.
*Presidente del gremio nacional de la salud pública FESPROSA
