Diego Matías Arévalo comenzó a ser juzgado por el crimen de Pedro Machao. Ocurrió en 2017 y la víctima recibió dos disparos en el pecho. Para el fiscal Daniel Báez se trató de “un ajuste de cuentas”.
Puerto Madryn. La tarde del 16 de enero de 2017 un hombre tocó la puerta de una casa ubicada sobre la calle Los Pinos, en el barrio Pujol II. Le abrió la puerta la pareja del propietario. “Hola, ¿está Pedro?”, preguntó el desconocido. La mujer asintió. El hombre avanzó, se paró a su lado y lo vio a Pedro Machao sentado mirando televisión. Le disparó dos veces, directo al corazón. Se subió a un Fiat Siena gris y escapó. La víctima, falleció en el lugar. Para el fiscal Daniel Báez no hay dudas que el asesino fue un sicario.
Pedro Machao, la víctima, estaba en arresto domiciliario. El 28 de diciembre de 2016 había sido detenido en una causa que llevó adelante el fiscal Daniel Báez, donde se lo acusaba de asociación ilícita y abigeato (robo de ganado). Según las escuchas telefónicas, integraba una banda que robaba animales en los campos de las afueras de Madryn. Luego faenaban, congelaban y distribuían la carne en un circuito ilegal. A las dos semanas de caer preso, a pesar de la oposición de la fiscalía, se le concedió el régimen de prisión domiciliaria. Allí estaba el 16 de enero de 2017, cuando le efectuaron los dos dispararon mortales.
El comisario Cristian Vazquez, jefe de la División de Investigaciones de la Policía, declaró en el juicio y relató como se lo logró ubicar. Se lo identificó gracias a un retrato hablado y otros datos y, cuatro meses después del crimen, se lo ubicó en La Plata. Allí había cometido un error: usó la tarjeta de débito de un familiar y lo detuvieron. Lo trasladaron a Madryn y luego le concedieron la posibilidad de quedar alojado en la Alcaidía de Trelew.
A poco de haber sido detenido, comenzó a asistir al Centro Integral de Tratamiento de Trelew para que participe de un “espacio de psicoterapia”. Al tiempo, nuevamente por intermedio de la defensora oficial Gladys del Balzo, pidió que lo dejaran ir al gimnasio para bajar de peso. El fiscal Báez se opuso. Pero la jueza Patricia Asaro autorizó a que pueda realizar actividad física fuera de la cárcel.
El debate comenzó a realizarse la mañana del lunes ante el Tribunal integrado por los jueces Leonardo Pitcovsky, Patricia Reyes y Stella Eizmendi. El acusado, Arévalo, decidió no declarar por el momento.