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Empresa chubutense “Mirabella” en el proyecto productivo y científico

La investigadora del CONICET, Tamara Rubilar, valoró la articulación público-privada promovida por Gobierno de la Provincia entre investigadores y actores privados, para llevar a cabo esta iniciativa de innovación en el aprovechamiento de recursos del mar. “Con inversiones y formación de recursos humanos especializados, Chubut elige apoyar a los científicos”, remarcó Rubilar.

Al cabo de la presentación de ARBACIA SRL ante el mandatario provincial Mariano Arcioni, quien destacó la inversión de 18 millones de pesos, la investigadora del CONICET, Tamara Rubilar, puso en valor las gestiones del Gobierno del Chubut, a través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que conduce Noelia Corvalán Carro, articulado con el sector privado, para la creación de la planta piloto de cultivo de erizo de mar con base tecnológica. 

En este sentido, Rubilar resaltó “el rol de la provincia del Chubut porque ha tenido gran injerencia, el ímpetu tanto de la secretaria de Ciencia, Noelia Corvalán, como del subsecretario, Mauro Carrasco, quienes incentivaron que me anime con este proyecto. Estamos contentos porque fue una apuesta importante y dio resultado”. 

De esta forma, “con inversiones y formación de recursos humanos especializados, Chubut elige apoyar a los científicos”, destacó la científica, al tiempo que dejó en claro que “no solo estamos aportando conocimiento científico sino también valores, que espero que ARBACIA SRL los adopte al cien por cien en cuanto a que sea una empresa sustentable, que genere la menor cantidad de residuos posibles, basada en una ética ambiental y animal que respete a los seres vivos”. 

Articulación para el desarrollo del proyecto científico 

Asimismo, Rubilar señaló que el acompañamiento y políticas públicas en Tecnología e Innovación Productiva del Gobierno provincial han permitido avanzar con la planta piloto de erizos de mar con fines biotecnológicos de Chubut, y consignó que a través de la Secretaría de Ciencia, “tuvimos por meses reuniones de trabajo, nos ayudó a armar los planes de inversiones para ver si era factible, participamos de ‘Argentina Transfiere’ que se hizo en Mar del Plata, visitamos rondas de negocios y comprobamos que había potenciales compradores, lo que nos impulsó a seguir adelante”, recordó y agregó que “esperamos la firma de convenio para que desde CONICET-CESIMAR, nuestro equipo pueda transferir el conocimiento que estamos construyendo”. 

Asimismo, la investigadora explicó que “contamos con 18 millones de pesos de financiamiento de la empresa Mirabella SRL. Son empresarios chubutenses que confían en el proyecto, tienen su red de proveedores armada, y a partir del tercer año empezaría a tener ganancias”. 

En principio, Rubilar informó que la planta piloto “cuenta con personal científico a través de un convenio con CONICET. A su vez, ARBACIA SRL, contrató personal calificado que se doctoró y que se encontraba fuera del sistema de CONICET, lo que es muy bueno para una empresa biotecnológica. Trabajan cuatro personas en relación de trabajo directo y tres en servicios, con la idea de incorporarlos. Estos puestos se crearon cuando se generó la empresa en abril, y crecerán con correr del tiempo, dado que empieza como una PyME pero tiene una proyección de crecimiento hacia adelante”. 

Inicios

La doctora Tamara Rubilar relató que “todo comienza en 2005 cuando empezamos con un proyecto de investigación con Enriqueta Díaz De Vivar, con quien hice las primeras investigaciones y me abrió las puertas de su Laboratorio. Escribimos el proyecto de investigación, logrando encontrar un uso diferente a los recursos pesqueros tradicionales gastronómicos”. 

“Cuando veo que fuimos capaces de completar el ciclo laboratorio, que los animales son estables y tenemos baja tasa de mortalidad, probamos diferentes formas de darles de comer, hasta que llegamos a la conclusión que necesitábamos alimento artificial, pero en razón que no teníamos los expertos para hacerlo, nos comunicamos con la licenciada Cecilia Castaño de la Universidad Tecnológica Nacional, con la idea de hacer un alimento artificial propio. Y en menos de tres meses generamos una formulación eficiente y me animé a pensar que podíamos tener un proyecto acuícola”, finalizó. 

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