La crisis económica, política y social que atraviesa la Provincia del Chubut está dejando su sabor más amargo y doloroso.
La masiva manifestación de Rawson del día de ayer se dio en medio de anuncios de descuentos a empleados públicos por días no trabajados, de denuncias penales a directivos y docentes, de falta de pago de los salarios, aumentos paritarios y jubilaciones de agosto a más de la mitad de los empleados públicos, de tres meses sin clases en la escuela pública, de un servicio de justicia y salud pública paralizado, de falta de cobertura de prestaciones de la Obra Social del Sector Público y de una economía provincial que ha perdido totalmente el rumbo afectando también al sector privado.
Mientras la ciudad capital reflejaba el ánimo social que viven los chubutenses, se daba a conocer el proyecto de ley por el cual el Gobernador impulsa un aumento de entre el 25% y 100% de toda la planta política del Ejecutivo, incluido el mismo.
La inoportunidad política y social del aumento salarial planteado por el Gobernador, para su aprobación en la Legislatura, no sólo expone la falta de sentido político sino fundamentalmente la falta de respeto y empatía social frente a la angustiante crisis que está golpeando de lleno a toda la provincia y en particular a los trabajadores públicos. Un nivel de ceguera y sordera de gobierno inusitado.
La jornada de ayer y la madrugada de hoy terminaron con lamentables y repudiables hechos de violencia contra el edificio de la Legislatura y de la Casa de Gobierno, los que exponen también la peor cara de la crisis, una escalada de violencia que transita por las palabras, los gestos, la falta de empatía del gobierno, la afectación de la dignidad de los trabajadores y los daños materiales. La violencia no es el camino para dirimir ningún conflicto.
En todo este contexto político y social, la lamentable muerte de las dos docentes en un accidente vial cuando regresaban desde Rawson hacia Comodoro Rivadavia, luego de participar de la movilización en reclamo de
sus legítimos derechos, conmocionó fuertemente y autoconvocó a los chubutenses a manifestarse pacíficamente, a altas hora de la noche, en distintos puntos de una provincia que cruje.
El repudio a la violencia, el duelo y el asueto oficial ha sido la escueta declaración del Gobernador y a esta altura de los acontecimientos, ha quedado claro ya que la convocatoria a la paz social y al diálogo ha sido un mero discurso vacío de contenido.
La prueba de ello es clara. Hasta la fecha el Gobernador no ha anunciado una sola medida, NI UNA, de corto, mediano ni largo plazo, para abordar la crisis que han generado en la provincia y que permita trabajar distintas alternativas para saber, al menos, cuál es el plan de su gobierno, que hoy se evidencia sin rumbo y con una clara pérdida de credibilidad.
Los responsables políticos de la provincia han pedido gestos de grandeza, cuando en realidad lo que se necesita es un sentido de INSTITUCIONALIDAD, RESPONSABILIDAD PUBLICA Y DE PATRIA, que transcienda el microclima de los intereses personales, sectoriales y mezquindades políticas, que ponga en marcha todos los resortes institucionales para restablecer el pleno funcionamiento del Estado, garantizando los derechos esenciales de todos los trabajadores, en lugar de transcurrir el tiempo en discursos y convocatorias estériles.
De una vez por todas deben abandonarse los discursos y diagnósticos demagógicos y ponerse a trabajar en medidas concretas y de fondo para atender la situación de crisis y emergencia que vive la provincia.
La política debe abordar urgentemente, al menos, dos cuestiones, en acuerdo con todo el arco político provincial: por un lado replantear el funcionamiento del Estado, fundamentalmente en relación con el costo de la estructura política y de los cargos políticos (ejecutivo y legislativo), y por el otro, políticas públicas destinadas al sector productivo y privado que permitan generar mayor actividad y en consecuencia mayores ingresos para la provincia y empleo genuino.
No hay más espacio ni tiempo para excusas que ya nadie cree.
Si el Gobierno no se avoca a trabajar, planificar y anunciar medidas para encarar la crisis, es poco lo que los chubutenses podemos esperar en este contexto, porque donde no hay razonabilidad, asunción de responsabilidades públicas y empatía social, el cinismo y la especulación política ganan terreno.
Mientras tanto la anomia llegó para quedarse.
Dra. Cecilia Basualdo
Abogada (UBA)
Puerto Madryn