La institucionalidad de la Democracia está basada en la capacidad real de la participación ciudadana activa. Supone entontes que las personas se expresan con libertad, escuchan con respeto, tienen espacios formales e informales de dialogo y logran alcanzar acuerdos. La democracia va aparejada a la capacidad de diálogo y consensos para garantizar el desarrollo humano.
La Democracia, como forma de gobierno tiene como valor ético de la política y como medio para lograr consensos al dialogo, y por ello se trata de un elemento consustancial a la vida democrática. Sin él sería imposible el conocimiento, la comprensión, la empatía y los acuerdos entre los distintos actores, más aún, cuando las miradas sobre un asunto son contrapuestas. El diálogo es entonces, el medio por el cual poder canalizar la pluralidad y producir decisiones amplias y significativas que sobrepongan el interés común sin imposiciones arbitrarias.
En periodos de crisis, en donde las soluciones parecen no encontrarse, el dialogo es fundamental. Galtung, investigador del conflicto y de los procesos de pacificación, señala “en las sociedades caracterizadas por redes complejas de intereses en conflicto, el desafío no está en evitar el conflicto sino en su transformación, generando estructuras sociales transformadas y el diálogo es – precisamente – el proceso”.
El dialogo así concebido, tiende a configurarse como un proceso en el que crear nuevos significados compartidos, sobre la base de la diversidad de ideas, entre todos los actores sociales, reconocer la problemática que se plantea y las condiciones a las que nos enfrentamos, para decidir en conjunto cómo seguir.
Es justamente el dialogo y la “apertura al dialogo” lo que se ha utilizado en muchos discursos últimamente escuchados, en medio de una gran crisis en Chubut que afecta en todos planos de la vida ciudadana: económico, institucional, político y, por sobre todas las cosas, social. Lamentablemente sólo se ha utilizado como un relato de sostén del ya debilitado Ejecutivo Provincial, porque las vías institucionales del comunicación y entendimiento parecen estar totalmente cerradas.
El dialogo así, se convierte en un mero discurso retorico en el que no hay posibilidad de preguntar, de cuestionar y de pedir información sobre tal o cual aspecto frente a un mensaje. El dialogo, para el Gobernador Mariano Arcioni es un simple soliloquio de algunos minutos, o es la expresión a través de gacetillas de prensa preparadas. Ese “dialogo” no hace mas que acrecentar la conflictividad y producir consecuencias perjudiciales para todos los involucrados.
El dialogo, no puede darse entre vallados, el dialogo no puede darse a través de las distancias. Ellos y nosotros. El dialogo debe darse en una cercanía suficiente que permita el sano intercambio y no la imposición violenta. El dialogo ha de producirse con claridad, honestidad y verdad. Solo así podrá encontrarse alguna forma de destrabar el conflicto que los y las chubutenses vienen viviendo en carne propia hace ya varios meses.
Es lógico que el dialogo no se produzca cuando el conflicto parece resultarle indiferente al Gobierno de Chubut, en tanto en medio de esta crisis, la abona aun más y envía un proyecto al poder legislativo para proceder a un aumento de sueldos de la planta política del ejecutivo provincial. Una actitud que produjo el automático y absoluto rechazo de la población en general que carga aun mas frustraciones por parte de sus representantes.
El dialogo también se ve coartado cuando analizamos los modos de referirse a la salida de la crisis. El gobernador continua con un discurso altamente demagógico y carente de contenido real, insta a los sectores a llevar a cabo “actos de grandeza”, sin mostrar qué es lo que se va a hacer en términos de medidas que ataquen al problema de fondo comenzando por transparentar el destino de los recursos financieros con los que cuenta Chubut y que desde hace mucho tiempo desconocemos.
Estamos frente a un gobierno que demuestra que no quiere dialogar, más allá del discurso y quizás no lo hace porque esté cerrado a otras miradas, sino porque no tiene elementos para justificar su inacción. Uno no puede acercarse a una mesa de concertación a decir que “hay que esperar” y que “salimos todos juntos”, porque la vagueza de esas ideas direccionaría directamente en la anulación del discurso. Este gobierno a demostrado que elige la mentira y la irresponsabilidad como un ilusorio camino de salida, dejando tristes resultados que se agudizan cada día que pasa.
Esta crisis esta develando una carencia absoluta de liderazgo político que deriva, indudablemente en una crisis de autoridad, que se profundiza aún más cuando es el propio gobernador quien tiene que salir a decir que “no piensa renunciar”. Cuando uno afirma algo así de tremendo, es porque las condiciones lo están empujando a hacerlo y esa expresión surge como una auto afirmación de lo que debe hacer o le dijeron que haga.
Cuando no hay dialogo recrudece la violencia, los gritos y las acciones que ponen en riesgo a todos. Cuando no hay dialogo, la democracia se debilita al mismo tiempo que el sistema republicano. Los derechos de los sectores entran en constante colisión y no hay poder competente para mediar, porque parece que la ley de la selva y la absoluta anomia está reinando en Chubut.
Rodrigo Almonacid
@RodrigoAlmonac