Las medidas preventivas tomadas a nivel nacional y en las distintas provincias en función de la pandemia del nuevo coronavirus, trajeron consigo una modificación en la vida de todos los argentinos y por que no, de todos los habitantes del mundo. Estar confinados durante días y sin tener certeza de cuanto tiempo más durará esta tormenta que nos tomó de forma sorpresiva, tiene serias consecuencias y de las mas variadas de acuerdo a cada persona, familia y comunidad. Sin embargo, la situación es aún mas desesperante, cuando estas medidas y este contexto de absoluta incertidumbre te deja a la buena de Dios, en una provincia que no es la propia, lejos de la seguridad del hogar y en muchos casos lejos desprovistos de insumos básicos como comida o alojamiento.
Es cierto que el Gobierno de la Provincia del Chubut ha dispuesto de mecanismos y medios para traer nuevamente a muchos co provincianos de regreso, pero la amplia pluralidad de casos y situaciones hace que no haya resultado suficiente y cientos de chubutenses se encuentren al borde del colapso, sino colapsados, en distintos puntos de nuestro país. Los motivos que los llevaron a estar fuera de los limites geográficos de Chubut son diversos, y la realidad es que la respuesta la necesitan todos y de la forma mas rápida posible.
Este medio pudo acceder a los testimonios en primera persona de algunos de quienes están padeciendo esta situación. La empatía, como rasgo característico del ser humano, no puede evitar activarse cuando asistís a relatos cargados de emocionalidad, con tintes de desesperación, mezclados con desesperanza y frustración. En medio de todo aquello, intentar buscar las palabras para transmitir lo que los protagonistas manifiestan es una tarea difícil, pero necesaria.
Ramón se encuentra en Buenos Aires, junto a su cuñado Rodrigo, son vecinos de la localidad de Sarmiento. Vivian anteriormente en Buenos Aires y antes del comienzo del mes de marzo se mudaron nuevamente a Sarmiento. Para dar cumplimiento con lo que la inmobiliaria solicitaba, en cuanto al departamento que estaban entregando, viajaron hacia allá en su auto particular, al mismo tiempo que concluían con la mudanza. Ramón pide ayuda, no sólo por ellos que se encuentran en una compleja situación en cuanto a comida y alojamiento, sino también por su esposa y sus cuatro hijos menores que se encuentran en Sarmiento, sin siquiera los elementos básicos para cualquier hogar como una cama y un colchón, puesto que el camión de mudanzas se quedó varado en Bahía Blanca. Invade la emoción y la desesperación en palabras de un padre que necesita volver con su familia.
Silvia está en Córdoba con su marido Miguel de 62 años. Son de la ciudad petrolera de Comodoro Rivadavia. Viajaron en su vehículo particular, porque la mamá de Miguel quien tiene 88 años, esta enferma. La situación es extremadamente delicada, ya que el dinero con el que disponen está acabándose, sumado a que ambos consumen medicamentos en atención a enfermedades crónicas, para los cuales no tienen forma de acceder económicamente a ellos. En palabras de la propia Silvia, están desesperados, no encuentran respuestas y necesitan ayuda para poder regresar.
Cecilia se encuentra en Córdoba también. Cuando comenzaron las medidas por la pandemia intentó obtener pasajes, pero no pudo conseguirlos puesto estaban agotados. Es de Puerto Madryn, no puede acceder a su medicación que se está pronto a terminarse y no podrá conseguir nuevas, puesto no hay médicos que puedan hacerle la prescripción para tal fin. “Nuestra situación no es la mejor y necesitamos ayuda” finaliza diciendo en su testimonio.
Laura esta Mendoza con su esposo y sus dos hijos. Le piden encarecidamente al gobierno nacional que “contemplen este tipo de situaciones, así como han abierto de forma excepcional ocho pasos fronterizos, nos pueda habilitar alguna ruta para retornar a nuestros hogares”. Su situación es coincidente a la de muchos, se encuentran en vehículo particular y no pueden acceder a ningún permiso que autorice su regreso. Descontada esta su consciencia de la situación y su intención de cumplir con las mas estrictas medidas de aislamiento y seguridad al regresar a Chubut.
Silvia, viajó con sus dos hermanos a la Provincia de Buenos Aires, uno de ellos discapacitado, para resolver una cuestión familiar. A pesar de haberse comunicado con referentes de la Casa del Chubut, no pudo volver a la provincia en los micros autorizados, por encontrarse a tres horas de la Capital Federal, lugar de donde partieron. Manifiestan con desesperación y cansancio, que si las medidas de aislamiento se extienden tienen decidido “salir a la ruta y caminar”.
Paula se encuentra en Capital Federal junto a su esposo y sos dos hijos menores de edad. Viajaron para atender cuestiones de salud de ella, quien tiene cuatro cirugías de columna, además de otras patologías que requieren atención en la Capital. Fue derivada al Hospital Británico, nosocomio que suspendió turnos programados, por lo que autorizaron a que vuelva a Chubut, pero con la cancelación de vuelos se tornó imposible. Desde fines de febrero se están sustentando con los pocos fondos propios que tienen, ya que la obra social SEROS no realizó nuevos aportes para el alojamiento y sustento de la familia. No es menor decir que el esposo de Paula es paciente de riesgo puesto padece enfermedades coronarias y es diabético, además de que los hijos son alérgicos alimentarios y las condiciones por las que están pasando actualmente impactan de lleno en su salud, con serias complicaciones.
Ellos son solo una pequeña muestra de las cientos de miles de personas que se encuentran en esta situación. En un entorno hostil, de absoluta incertidumbre, pánico socialmente generado y bajo las condiciones que impone una emergencia mundial como la que estamos viviendo, no hay peor escenario que no contar con la seguridad del lugar propio y de lo más básico: hogar y familia, además de en algunos casos medicación imprescindible. La desesperación, la angustia y el miedo son los sentimientos que dicen presente y toman protagonismo en cada una de estas personas, que se potencian aún más cuando no hay respuestas de ningún tipo y la salida del túnel parece estar cada vez más lejos.
Son los funcionarios los responsables de gestionar esta crisis, con todas las dificultades que esto conlleva y que todos, inclusive los ciudadanos que se encuentran varados, comprendemos. Sin embargo, es parte de esa gestión poder brindar una respuesta inmediata y clara a estas personas. Acá no hay caprichos, hay una necesidad que puede y debe solucionarse.