Desde la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores lamentamos tener que
denunciar la insensibilidad de las organizaciones patronales del campo ante nuestro
pedido, por única vez, de un Bono de Fin de Año de 15 mil pesos como reconocimiento
a la labor de los trabajadores rurales de todo el país que nunca dejaron de trabajar en
todos estos meses de pandemia.
Como casi ninguna otra, la actividad agropecuaria se desarrolló este año con total
normalidad, habiendo el gobierno nacional declarado a los rurales como trabajadores
esenciales, a fin de asegurar la normal provisión de alimentos en las mesas argentinas.
Es por eso que consideramos inaceptables los enclenques argumentos con los que la
patronal pretendió justificar su rechazo, apoyándose en una supuesta situación negativa
del sector, lo cual no condice en absoluto con la realidad.
Para un productor de cualquier actividad, 15 mil pesos no afectan su economía;
equivalen a lo que gana con 700 kilos de soja, o con 100 kilos de novillo, o con la venta
de solo 6 cajones de pollo, o con un tercio de lo que produce una sola planta de manzana.
Y seguramente se moviliza en una camioneta, con la que gasta 15 mil pesos con cada
cambio de aceite y filtro o cuando carga tres veces el tanque de combustible.
Desde la UATRE queremos sentarnos a discutir con verdaderos empresarios rurales y no
con patrones de estancia. Nos enorgullece la amistad y el trato respetuoso de muchos
empresarios que tienen a sus trabajadores en blanco, que pagan buenos salarios y
cumplen con la Ley. Es una vergüenza, en cambio, escuchar argumentos que solo se
sustentan en una ideología elitista que considera a los trabajadores como personas de
segunda categoría, sin derecho a pasar una Navidad en familia con dignidad,
pensamiento acorde con los que avalaron e impulsaron la horrenda masacre de
trabajadores rurales en la Patagonia rebelde y de la cual se está cumpliendo el
Centenario.