Info General

DE REGLAS Y JUGADORES

Hoy conmemoramos dos fechas importantes: la sanción de la Constitución Nacional en Santa Fe de 1853 y el Dia Internacional del Trabajo, obtenido a sangre y lucha de los Mártires de Chicago en 1886, cuyos ecos retumban en cada país.

Juntar ambas fechas no es azar, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la relación entre el trabajo y el derecho. De establecer las reglas de juego, para que los jugadores se ordenen. Tal como lo sabemos desde chicos: solo con normas claras se puede jugar. Otra lección la aprenderíamos de grandes, siendo una prolongación de la primera: quien hace la ley hace la trampa. ¿Entonces podemos tener leyes tramposas?

La pregunta tiene una incógnita que no será explicada hoy en su totalidad, solamente un poco. Viendo la trayectoria de los Mártires de Chicago, violencia, prisión o muerte eran reglas claras para aquellos trabajadores que luchaban por un futuro mejor. Protección mediante leyes que garanticen el descanso y no condenen a los niños a abandonar su infancia para aportar en el sustento del hogar. En nuestro país estas reglas cambiaron levemente desde la sanción del texto constitucional. Recordemos juntos las diferentes huelgas obreras que terminaron en masacres: la semana Trágica en la que miles de obreros fueron golpeados y arrastrados; y la sarmientina civilizada Buenos Aires que realizo los primeros pogromos de América del Sur, rompiendo viviendas y establecimientos de ciudadanos que profesaban la religión judía. Las reglas del juego no amparaban a esos perdedores de la metalúrgica Krieger Vasena, no hubo derecho o ley que los protegiera sino todo lo contrario los condenaba al ruidoso silencio de la cárcel.

Casos similares se registraban en la Patagonia, donde los peones de diversas estancias se rebelaron en 1921, reclamando el derecho a que su salario no sea un vale para cambiar en la despensa del empleador. Estos empleadores eran pioneros de la más perversa explotación y de frases tragicómicas como: ¨Lo mandan a comprar al almacén con el manual del almacenero¨ acuñada por Arturo Jauretche. Los peones se alzaron e incendiaron con su lucha el corazón de la Tierra Austral, la respuesta gubernamental: la aniquilación.

Años y luchas pasaron como las olas sobre las playas, algunas mas ruidosas otras más calmas, rompían lenta pero constantemente en la historia. La ansiada reforma vino de la mano de la Constitución del 1949, en ella se consagraban los derechos del trabajador. Aun más, el trabajador pasaba de ser un excluido de la historia a un protagonista. Las leyes cambiaron, los jugadores alcanzaban una mejora relativa, ya no jugaban al metegol con la cancha inclinada. El gobierno de aquel entonces infundía una nueva concepción superadora de la antinomia capital-trabajo, en algunos juegos se triunfar compitiendo en otros cooperando. Como aprendimos de pequeños en la escondida solo se gana si el ultimo de nosotros no es encontrado.

El gobierno establece con tono de épica y justo realismo su doctrina, no conocía mas que una sola clase de personas, las que trabajaban. El trabajo era una fuente de dignificación que une tanto al patrón como al obrero tanto manual como intelectual, que no tendría las manos callosas de arduo trabajo sino de interminables noches junto a regueros de tinta. La desigualdad debía ser también aplacada, el rol del derecho no debería ser frio, sino que por principios velaría por los sectores mas desfavorecidos. Una nueva alianza que lleve al bienestar general, entre trabajadores y patronos, sin mas lucro que el beneficio mutuo.

Hoy podemos ver un impasse en este sentido, la pandemia menguo tanto la riqueza de los trabajadores como de sus patronos. Prioricemos a los primeros para la reconstrucción de nuestro país. Donde derecho y trabajadores vayan de la mano, y el juego se acabe cuando todos hayamos ganado.

 

Federico Calvo

Politólogo e historiador.

Share and Enjoy !