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LOS ADOLESCENTES: LA IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES

Profesionales del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito (SAVD) reflexionaron sobre la responsabilidad de los padres en la atención de los adolescentes. El diálogo y la comprensión como principales herramientas en esa etapa de tránsito por la vida.

A partir de preguntas disparadoras de distintas reflexiones sobre la atención que los padres deben prestar a sus hijos adolescentes, el abogado Luis Amarfil y la psicóloga  Sandra Scolari, brindaron una serie de conceptos a ser tenidos en cuenta por los progenitores.

Una de las primeras preguntas que surgen es si ¿Hemos educado correctamente, como familia y sociedad, a nuestros hijos? ¿Les hemos inculcado los valores que les permiten respetarse a sí mismos y a los demás? También cabe preguntarse hasta qué punto se han relativizado los valores esenciales que permiten la convivencia social.

 “Los adultos desecharon la autoridad y esto sólo puede significar una cosa: que se niegan a asumir la responsabilidad del mundo al que han traído a sus hijos” escribió la filósofa alemana Hannah Arendt hace un tiempo.

Responsabilidad única

“La responsabilidad social es el compromiso u obligación que los individuos o los grupos tienen tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto, y el impacto positivo o negativo que una decisión individual o grupal tiene para todos”, indicó el abogado Luis Amarfil.

La psicóloga Sandra Scolari agregó que “la convivencia en la sociedad debe estar basada en una educación que fomente la responsabilidad de asumir que los actos tienen consecuencias, y el respeto a las normas y las leyes por íntima convicción más que por miedo al castigo” puntualizó la psicóloga e indicó la importancia del dialogo y la autoridad con los adolescentes.

“Tener autoridad, que no es autoritarismo, es básico para la educación de nuestros hijos. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal” indicó la psicóloga. “Muchas veces, la actitud de los padres y de algunas instituciones es auto exculpatoria. Pero la responsabilidad de los padres es única, personal e intransferible, en la transmisión de valores fundamentales, básicamente el respeto” indicó.

El diálogo

En este sentido,  agregó que “el diálogo familiar es uno de los mayores generadores de autoestima. Los estímulos que nacen de la familia son mucho más efectivos de los que puedan llegar desde el ámbito escolar (profesores), ámbito social (amigos) o ámbitos terapéuticos (psicólogo, psicopedagogo). Lamentablemente debido al ritmo de vida que se da en la actualidad, el diálogo en general y el diálogo familiar tiende a retroceder”.

A su vez, la psicóloga sugirió que “lo importante es hablar de lo que sea, aunque sean temas más superficiales, puesto que a buen seguro que los niños y adolescentes lo agradecen, fortalecen el vínculo afectivo con sus padres y al mismo tiempo ganan en estabilidad emocional y autoestima”.

Cómo mejorar el diálogo

La psicóloga indicó que “podemos conversar y reflexionar con los adolescentes sobre las cosas del día a día, revisar sus creencias, ponerlas a debate, rechazarlas, aceptarlas… y en general trabajar para que su lenguaje interno sea constructivo”.

La profesional también indicó que “es importante no limitar la conversación en los aspectos más superficiales, e ir un poco más allá hablando de sentimientos, emociones, preocupaciones, alegrías” y “transmitir una imagen de tranquilidad y seguridad, y la mejor vía para esto es que puedan observar de sus propios padres tales características.

Asimismo podemos conseguirlo hablando con ellos, explicándoles y anticipándoles aquellas actividades del día a día que para ellos puedan suponer una dificultad, enseñarles a reaccionar delante de emociones desagradables, o fomentando los pensamientos positivos.

Como padres, “podemos llevar a cabo es hacerlos dialogar y participar en las conversaciones y situaciones de interacción familiar, enseñarles a trabajar en equipo compartiendo las cosas y las responsabilidades, a respetar las reglas y normas grupales, a saber preguntar cuando no entienden algo, a mostrarles cómo solucionar eficazmente problemas de relación social que surgen con los compañeros, enseñarles a distinguir entre críticas justas e injustas y ayudar a que elaboren recursos de afrontamiento ante situaciones adversas y que aprendan a tolerar y canalizar la frustración”.

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