Pese a los rigurosos dispositivos de seguridad montados por las fuerzas armadas, el 19 de junio de 1982 los madrynenses recibimos a los soldados de Malvinas en el buque Canberra, ya como veteranos de guerra luego de la rendiciΓ³n del 14 de junio, con los brazos abiertos y la mesa servida en un gesto de solidaridad que se engrandece con el transcurso del tiempo.
El convoy de camiones los llevaba ocultos tras las lonas verdes y atemorizados porque habΓan sido advertidos por sus jefes que el pueblo estaba enojado por la rendiciΓ³n en las Malvinas, que Galtieri habΓa sido echado del gobierno y que iban a ser apedreados. En el trayecto desde el Muelle Almirante Storni hasta la Barraca Lahusen, lugar donde iban a ser concentrados antes de ser trasladados hacia la Base Almirante Zar de la ciudad de Trelew, se formΓ³ un cordΓ³n humano a ambos lados de la calle.
Lejos de arrojar piedras, los madrynenses y otros vecinos de localidades cercanas, expresaban su solidaridad y cariΓ±o entre aplausos y lΓ‘grimas, llevΓ‘ndoles cafΓ©, tΓ©, galletitas, chocolates y panβ¦ todo el pan que habΓa en el pueblo. Un vecino se sacΓ³ las medias y se las entregΓ³ a un joven que no tenΓa. Un viejito que se ayudaba con un bastΓ³n, repartiΓ³ los pocos pesos que llevaba en sus bolsillos. Un seΓ±or portaba varias pizzas, sobrepasΓ³ al militar que querΓa impedir su paso para repartirlas entre los ex combatientes. Un comerciante de nuestro medio, junto con su esposa, se encargaban de traer recipientes con tΓ© caliente que bebΓan los jΓ³venes con inocultable satisfacciΓ³n. Uno de los efectivos destacados le ordenΓ³ a uno retirarse del lugar y ante la reacciΓ³n del matrimonio optΓ³ por alejarse. Un vecino de Madryn, con su hija en brazos, luego de un altercado con el suboficial manifestΓ³ a la prensa: βYo vengo a ver a mis soldados! CΓ³mo no me van a dejar pasar?. Estos son parte de los testimonios recogidos por el Semanario βImpactoβ en su ediciΓ³n del 26 al 2 de junio de 1982.
βEstΓ‘bamos preocupados en serio y muy tristes, pero cuando vimos cΓ³mo nos aplaudΓan y nos vivaban al pasar, nos sentimos renacer y muy sorprendidos. No lo esperΓ‘bamos. No esperΓ‘bamos este recibimiento tan cariΓ±oso, por eso sentimos la necesidad de darles algo y arrojΓ‘bamos lo que podΓamos de nuestros uniformesβ, expresΓ³ un veterano de Malvinas a la Directora del Semanario βImpactoβ NΓ©lida Manera de Cagnoli, apenas arribado a la ciudad.
En la Barraca Lahusen se concentrΓ³ la mayor cantidad de gente que, venciendo el dispositivo de seguridad, deseaba expresar su cariΓ±o a los jΓ³venes que volvΓan de la guerra llevΓ‘ndolos a sus casas para poder comunicarse con sus familias e informarles, nada menos, que habΓan sobrevivido a una guerra absurda. AllΓ estuvo Mabel Outeda, propietaria de βCero FotografΓasβ que tenΓa a su cargo las fotografΓas de βImpactoβ, valiente mujer comenzΓ³ a disparar velozmente su cΓ‘mara rΓ©flex Pentax K1000 para dejarnos el testimonio fotogrΓ‘fico de esos dΓas que hoy pueden descargarse libremente desde este sitio https://drive.google.com/…/1_iLU3BKE_rXp… gracias al profesor GastΓ³n Ballesteros y el Centro de Veteranos de Guerra de Puerto Madryn.
Recientemente Mabel Outeda manifestΓ³: βYo encarΓ© y le dije a mis compaΓ±eros que estaban sacando fotos: ustedes pueden sacar la mejor foto cuando me peguen un palo en la cabezaβ. BajΓ© la mΓ‘quina en un momento y dije βno mΓ‘s fotos, tomo telΓ©fonosβ. EmpecΓ© a llamar a familias βestoy en Puerto Madryn, acabo de estar con su hijoβ y nadie te lo creΓa. Algunos no, otros sΓ, otros lloraban. Un padre me dijo gracias, es el mejor regalo que me puede hacer para el dΓa del padre, porque al otro dΓa era el dΓa del padreββ¦ βYo no sabΓa que iba a llegar a la historia. Lo ΓΊnico que me alegra ahora es que van a entender que Madryn no es solo ballenas, ni que bajaron los galeses. AcΓ‘ bajaron los chicos de Malvinas, el dΓa que Madryn se quedΓ³ sin panβ . https://www.youtube.com/watch?v=NuUmL_F9mQQ&t=3s(Abrazar a los hΓ©roes: el REGRESO de los SOLDADOS tras la GUERRA de MALVINAS – Telefe Noticias).
AcΓ‘ se escucharon los primeros testimonios de los que volvieron del frente de batalla, muy diferentes de la falaz versiΓ³n del gobierno y de la prensa afΓn. En Madryn comprobamos con estupor y consternaciΓ³n que el buque Canberra, que los informes oficiales daban por inutilizado, arribaba con miles de soldados, apenas oxidado, sin problema alguno.
AcΓ‘ vimos por primera vez a soldados que fueron mal vestidos y peor armados, hambreados en las Islas, o estaqueados por sus superiores que se mostraron mΓ‘s valientes para reprimir, torturar y desaparecer a nuestros compatriotas durante la dictadura que frente a los ingleses en el campo de batalla.
AcΓ‘, en Madryn, percibimos las primeras secuelas de la guerra: vergΓΌenza, tristeza, bronca, impotencia y tambiΓ©n el desconcierto al recibir como ex combatientes mejor trato del enemigo que de sus propios superiores.
Nadie permaneciΓ³ indiferente, casa abriΓ³ sus puertas sin pedir nada a cambio y nuestros soldados retribuyeron a las familias con lo poco que tenΓan: cascos, gorros, abrigos, rosarios, guantes, quedaron en la ciudad como preciados tesoros de la guerra.
Hoy muchos recuerdan el cΓ‘lido recibimiento que le dimos los madrynenses como hΓ©roes de Malvinas y regresan a nuestra ciudad para recorrer los mismos lugares que transitaron aquel dΓa de junio de 1982, el Muelle Storni, la Barraca Lahusen , ese edificio en riesgo que aΓΊn espera que la mayorΓa de nuestros concejales se dignen a protegerlo para las futuras generaciones declarΓ‘ndolo patrimonio histΓ³rico de la ciudad, y reencontrarse con las familias que los acogieron a su regreso al continente con un plato caliente, un abrazo, compartiendo el pan, que representΓ³ en ese entonces mucho mΓ‘s que un alimento.