Madryn conmemora una de las tragedias más sentidas que enlutó a toda la ciudad. Sastre presidió la ceremonia que recordó a los 25 bomberitos que perdieron su vida en cumplimiento del deber
Como cada 21 de enero la sirena suena para homenajearlos. Hoy se recuerdan los 24 años de una tragedia para el pueblo madrynense y por el que se conmemora el Día Nacional del Bombero Voluntario en recordatorio a los 25 bomberos que perdieron la vida intentando apagar un incendio de campos a pocos kilómetros de nuestra ciudad.
Escoltados por el Cuerpo Activo de Bomberos de Puerto Madryn se llevó acabo hoy el acto homenaje con sentido reconocimiento de miembros de la comunidad bomberil local y regional, autoridades municipales y padres de los 25 jóvenes que fallecieran el 21 de enero de 1994, quienes recordaron y honraron la memoria de estos héroes de la ciudad. Ceremonia presidida por el Intendente Municipal, Ricardo Sastre, el Presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn y el Presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios del Chubut, Gastón Alcucero; el Jefe del Cuerpo Activo de Bomberos Puerto Madryn, Comandante Marcelo Dopazo, el 2° Jefe del Cuerpo Activo, Subcomandante Ricardo Saavedra; el subsecretario de Protección Ciudadana de la Provincia, Pablo García; el presidente del Consejo Nacional de Bomberos de la República Argentina, Carlos Alfonso y el responsable de la Dirección de Sociedad Civil y ONG’s de la Secretaría de Protección Civil y Abordaje Integral de Emergencias y Catástrofes del Ministerio de Seguridad de la Nación, Claudio Bargach, concejales, autoridades municipales, provinciales y familiares.
ALCUCERO: NUESTRA HISTORIA NO SE OLVIDA PORQUE NOS ALIMENTA TODOS LOS DIAS
Ofrendas florales, minuto de silencio y las palabras alusivas. La primera de ella, de una mamá, Ofelia de Moccio y la otra del Presidente de la Asociación Gastón Alcucero: “Mientras nos queden fuerzas, mientras estemos nosotros, mientras estemos abrazando la actividad, no solo vendremos todos los eneros que sean, sino que ellos serán todos los días de nuestras vidas nuestros “compañeros insignias”, quienes nos protegen y dan fuerzas para seguir, porque la ecuación es sencilla: si ellos ofrendaron sus vidas por la actividad, no queda otra cosa para nosotros” y como dicen muchos juramentos “si es necesario dar hasta la vida misma”.
Pero la vida de un ser humano no se regala, puede ser que la situación nos lleve a la desgracia, pero no puede haber desidia para que ocurran desgracias, porque ya no serían desgracias, sería “la ausencia de quien debe velar por la integridad de su gente”. Está probado que en aquel luctuoso hecho, no estuvo la presencia del Estado como debería haber sido y la concatenación de circunstancias negativas termino en definitiva con la vida nuestros camaradas.
Para que el bombero no corra riesgos imprevistos debe ir conociendo lo que debe hacer, es decir, capacitado para tal fin, debe ir equipado para que nada lo sorprenda y debe ir con las herramientas anexas que le permita asistir a las personas o bienes que puedan estar en riesgo, tener todo esto significa capital, significa inversión y significa presupuesto. Nosotros no jugamos a ser bomberos, nosotros desarrollamos una profesión, quizás la más riesgosa sobre la faz de la tierra, acudimos para evitar la expansión del siniestro que ya ocurre y que no nos da tiempo a ningún tipo de análisis, más que el de ser profesionales, ya que la emergencia que nos presiona y avanza, como incendios de campos como los ocurridos en estos días, no es un juego, es nuestro deber profesional, porque así nos exige nuestra comunidad y ahí acudimos.