El 10 de marzo de 1997, Klaukol S.A. da inicio a una actividad industrial de fabricación de pisos y revestimientos, donde alrededor de 60 personas fueron incorporadas para su formación y capacitación, y así al mes siguiente, ingresar el total del su personal para desarrollar la producción bajo un sistema llamado Bicocción. A fines del año 1999 y principios del 2000, Klaukol S.A. vende la empresa al grupo de capital belga, la que todos conocen como cerámica San Lorenzo, quien modificaría el sistema de producción de Bicocción a Monococción. En el transcurso de estos 16 años la empresa San Lorenzo a pesar de las distintas dificultades que se lograron atravesar, siempre hubieron oportunidades concretas que nos permitieron seguir conservando los puestos de trabajo respetando las condiciones laborales, de salario y por otra parte una mejor calidad de vida, logrando así, una mejor producción, un desarrollo de la productividad siempre en concordancia con las decisiones por parte del directorio. Abril del 2016, la empresa de capital belga pasa a manos del grupo Lamosa, de capital mexicano. Algunos que conocían este nuevo grupo se ilusionaron con quienes adquirían este capital creyendo que venían con dinero fresco para invertir, renovar y tecnificar. En una ocasión estas mismas personas, en unas de sus visitas, les proyectaron a los propios trabajadores los objetivos a alcanzar, ilusionaron a más de uno y convencieron a aquellos que dudaban. Mientras, en otra de las plantas de la firma ocurría otra realidad. En la ciudad de Villa Mercedes suspendían a todo su personal con un salario del 75%, proceso que duraría siete meses hasta su cierre definitivo. La planta de Puerto Madryn también correría la misma suerte con la propuesta de suspender a todo el personal, lo cual se rechazó por parte del Sindicato y así se logró continuar todo 2016 sin suspensiones, pero con preocupación por las circunstancias que se vivían en el país, con respecto a la gran cantidad de empresas que cerraban, dado los factores económicos que se planteaban por el Estado, como aumentos de servicios y el ingreso de productos importados a bajos costos, generando una competencia desleal. Como cada año la empresa realizo reparaciones y mantenimientos, y así también otorgó a la mayoría de los trabajadores sus vacaciones correspondientes, para luego ingresar y poner en marcha la producción normalmente, pero eso nunca llegó. El 8 de febrero de 2017, y exactamente siendo las 11 de la mañana se les comunica a las autoridades del Sindicato que la compañía decidió cerrar definitivamente la planta. Vale aclarar que el 5 de enero del mismo año también habían cerrado la planta de Villa Mercedes provincia de San Luis, y esto traía como consecuencia 280 puestos de trabajo menos. Hoy el grupo Lamosa centraría su desarrollo de producción únicamente en la planta de Azul, provincia de Buenos Aires y en la planta de San Juan comprometiéndose en el transcurso de un año a no despedir a ninguno de esos trabajadores. Todo esto le resulto muy sencillo al empresariado, dado que a la falta de proteccionismo industrial y la no intervención del Estado, se le dio camino libre para seguir sumando a los miles de puestos de trabajo que día a día se pierden. Los trabajadores Ceramista que hoy por hoy fueron indemnizados se ven con bajas probabilidad de desarrollo de crecimiento de forma independiente por la sobre valuación de cualquier emprendimiento o bien que se pueda adquirir, y peor aún en aquellos que no sepan invertir el dinero, con pocas perspectivas de insertase el mercado laboral dado que el panorama es muy complejo. Es difícil recuperarse después de perder un trabajo y más aún en la forma que ocurrió, donde todos fueron engañados con falsas promesas. Eso dolió y mucho. Para los trabajadores ceramistas no solo se perdió un trabajo, se dejaron muchas cosas, el compartir horas de compañerismo, de amistad, asados, reuniones, torneos de truco, torneos de futbol, concursos de pesca, vacaciones en familia. Para algunos es volver empezar y otros no saber ni cómo hacerlo.