De acuerdo con el relevamiento de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el cierre del 2023 fue con una caída del 3,4% en las ventas y un desplome de nada menos que el 13,7% en diciembre en el comercio minorista.
Los números hablan por sí solos y reflejan los problemas de retracción del consumo, que podría agravarse a lo largo de 2024, con una inflación que se calcula cercana al 30% en diciembre y con una base del 15% para enero.
Este panorama describe fielmente lo que ha sido un 2023 para el olvido para las pymes y pone signos de alarmas sobre lo que pueda pasar en el presente año, donde lejos de preverse un repunte, se esperan meses con mayores complicaciones, caída del poder adquisitivo y por lo tanto menor actividad.
El 2024 se perfila como otro año de transición en el que las pequeñas y medianas empresas deberán pensar en cómo sostenerse, cómo demorar decisiones de cierre y afrontar las numerosas obligaciones tributarias que se acumulan.
El panorama es delicado y por el momento no se vislumbran soluciones de fondo como la posibilidad del acceso a moratorias o planes de pago con intereses que no sean confiscatorios para las pymes.
En reiteradas ocasiones se ha puesto en evidencia desde la Cámara de Comercio de Rawson la necesidad de acompañar el proceso de expansión del sector privado en la ciudad, que se ha consolidado como pocos polos productivos en los últimos años.
Dicho reclamo chocó con la realidad de una Tarifaria que no tuvo ningún tipo de contemplaciones para afrontar la real situación económica, con incrementos que estuvieron fijados por encima del 100% y en algunos rubros llegando al 200%, lo cual impide cualquier tipo de planificación para nuevas inversiones y dificulta tener en pie aquellos negocios que hoy siguen impulsando la producción.
Debe entenderse que lo que se recauda por los impuestos proviene de las pymes que funcionan todos los días en la ciudad. Pero de las pymes que están activas, con las puertas abiertas y no de aquellas que se funden y deben bajar sus persianas.
Un cuit que no registra actividad no puede dar su aporte en Ingresos Brutos, Habilitaciones Comerciales o las diferentes tasas que se cobran a nivel municipal, provincial y nacional.
La situación excepcional de emergencia que atraviesa el país se está cortando por el hilo más fino que son las pymes. Que paradójicamente son las que permiten motorizar la economía con puestos de empleo y cadenas de valor.
Es tiempo de dejar de lado las palabras y simplemente verificar los números de la debacle que se está viviendo en el sector comercial para entender que se necesitan tomar medidas de urgencia para poder sacar adelante a los comercios y a las industrias que aportan desde siempre el mayor trabajo genuino y calificado.