Desde hace décadas se repiten en nuestro país recetas económicas que vienen fracasando rotundamente, una denominada populismo (que no tiene que ver con lo popular) que se basa en la redistribución de riqueza sin el sustento correspondiente, esto es, sin que el Estado disponga de los recursos necesarios, y la otra teoría, neoliberal, que se basa en que la movilidad social se basa en llamada economía de mercado, donde el que vende fija el precio y el que compra decide si lo paga o no en un marco de competencia.
Hoy nuestro país está inmerso en un proceso cuasi hiperinflacionario que viene de años y que se profundizó previo al nuevo gobierno y que sigue luego de la asunción del Presidente Milei sin solución de continuidad. En este marco es redundante remarcar que los sectores empobrecidos, los jubilados, los asalariados, los cuentapropistas, etc., son los más perjudicados fundamentalmente porque los alimentos pegan con mucha fuerza y ahondan la crisis de estos sectores.
Dicho lo anterior es interesante replicar una información que muestra la realidad de nuestro país y que muestra cómo se reparte el mercado de alimentos, es así que en lácteos una sola empresa tiene el 78%, en fideos una sola empresa tiene el 81%, en harinas dos empresas tienen el 82%, en azúcar tres empresas tienen el 86 % y en aceites 3 empresas tienen el 91%.(Hay que tener en cuenta que existen primeras, segundas y terceras marcas pero en la mayoría de los casos pertenecen al mismo grupo empresario)
En consecuencia está claro que no es posible una economía de mercado en nuestro país dado la concentración (cartelización) de la producción y/o distribución de alimentos pero tampoco es factible una política distribucionista mediante subsidios que se financian con emisión monetaria dado que el Estado no tiene los recursos genuinos.
Es por lo expuesto que desde el PS proponemos: a)atención del estado para sectores desprotegidos mediante asignación específica para alimentos y manejados desde la ANSES mediante tarjeta personalizada e intransferible, b) promocionar la instalación de empresas alimenticias mediante créditos blandos y períodos de gracia para la amortización, c) implementar desde la secretaría de comercio interior la determinación de costos de cada una de las empresas productoras y distribuidoras de alimentos para determinar el margen de ganancias, d) aplicar con firmeza las leyes 27442 y 25156 que aplican a evitar los monopolios y favorecen la competencia. Estas y otras medidas romperían con el círculo vicioso por el que transita nuestro país acabando con los contínuos fracasos que solo sirvieron para que seamos cada vez más pobres.