La Biblioteca ubicada en 9 de Julio 490, en pleno centro de la ciudad, es un lugar que no solo resguarda el conocimiento, sino que también se ha convertido en un referente cultural y educativo para toda la comunidad. Desde hace seis años, este espacio ha estado al servicio de los vecinos, ofreciendo un amplio catálogo de libros, talleres literarios, apoyo escolar, charlas y diversas actividades culturales. Sin embargo, hoy enfrenta un desafío económico que pone en riesgo su continuidad.
Graciela Troncoso, bibliotecaria jubilada y voluntaria en este espacio, compartió con nosotros la situación que atraviesa la institución. Según explicó, los ingresos provenientes de las cuotas sociales y los aportes de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) no son suficientes para cubrir los altos costos de los servicios y el alquiler del lugar, que recientemente fue incrementado. “El dinero que recibimos es irrisorio para los gastos que tenemos, pero lo que más nos está costando es la renovación del contrato de alquiler. Sin estos ingresos, es casi imposible seguir funcionando”, expresó Graciela.
Para hacer frente a esta difícil situación, la biblioteca ha lanzado una campaña de socios benefactores. A través de esta iniciativa, se invita a quienes deseen colaborar a hacer una donación, ya sea de manera mensual o puntual. En este sentido, se ha habilitado una cuenta bancaria en el Banco del Chubut, con el alias CARNE.AGOSTO.BANDA y el CBU 0830030003002071880018, donde quienes lo deseen pueden realizar sus aportes. También se ha creado un flyer informativo con los datos de contacto y más detalles sobre cómo colaborar.
“Además de la campaña de socios, estamos buscando voluntarios que nos ayuden a mantener las puertas abiertas. Solo con dos horas semanales de su tiempo, una persona puede ser parte de este proyecto y, a cambio, se le ofrece ser socio sin tener que abonar una cuota”, detalló Troncoso. A través de esta fórmula, la biblioteca ha logrado contar con el apoyo de muchas personas solidarias que, sin remuneración, ayudan a mantener este espacio vivo.
El catálogo de la biblioteca está disponible de forma online, permitiendo que los usuarios consulten los títulos disponibles antes de acercarse al establecimiento. Además, al hacerse socio, cada miembro recibe un código QR que facilita el acceso a esta plataforma digital. “Queremos que la gente pueda ver lo que tenemos y venir ya con una idea de lo que quiere consultar, o simplemente disfrutar del espacio”, añadió Graciela.
La situación actual también abre la posibilidad de buscar un lugar más grande, ya que el espacio en el que actualmente operan se ha quedado pequeño para la creciente demanda. Sin embargo, el desafío de encontrar un local más amplio sigue siendo una tarea complicada, ya que, aunque se valore mucho la ubicación céntrica, lo más importante es poder garantizar que la biblioteca pueda seguir funcionando a largo plazo.
La comunidad ha sido siempre el pilar de la biblioteca. Desde su fundación, a cargo de un grupo de personas, entre ellas Silvia Castellón y el recientemente fallecido Hipólito Solaririgoyen, la biblioteca ha sido un lugar de encuentro y crecimiento. Sin embargo, para seguir siendo un espacio de referencia cultural, necesita de la ayuda de todos aquellos que valoren la educación, la cultura y el acceso libre al conocimiento.
Si eres empresario, profesional o una persona solidaria que desea contribuir, la biblioteca invita a sumarse con donaciones o incluso con la posibilidad de ofrecer un espacio más adecuado para su funcionamiento. “Cualquier aporte es bienvenido, no solo económico, sino también en forma de ideas o ayuda material”, concluyó Troncoso.
Con una cuota mensual accesible de $4000, la biblioteca sigue adelante con la esperanza de encontrar una solución a sus dificultades económicas. Sin embargo, para que este espacio tan valioso siga existiendo, es fundamental la colaboración de la comunidad. La cultura y el conocimiento dependen de todos.