En un país con casi un 40% de pobreza y graves problemas de nutrición, el consumo de pescado —una proteína saludable y hoy más accesible que la carne roja— sigue sin ocupar un lugar relevante en la mesa de los argentinos, ni siquiera durante Semana Santa. Así lo reveló un reciente informe presentado por la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP), presidida por Raúl Cereseto, también integrante de la Cámara de la Flota Amarilla (CAFACh).
El estudio se basó en un relevamiento de precios realizado en más de 15 provincias, comparando el valor del filet de merluza con cortes populares de carne vacuna, como la bola de lomo, comúnmente utilizada para milanesas. La conclusión fue clara: el pescado es, en muchos casos, sustancialmente más barato que la carne.
Sin embargo, un relevamiento cualitativo complementario, basado en más de 300 encuestas, arrojó un dato que sorprendió incluso a los organizadores: solo 3 de cada 10 personas encuestadas dijeron que iban a consumir pescado durante Semana Santa, mientras que el 68,7% optó por carne roja.
“Nos sorprendió la contundencia de la respuesta”, reconoció Cereseto en una entrevista radial. “Más allá del contexto religioso de la fecha, que tradicionalmente impulsa el consumo de pescado, la mayoría sigue eligiendo carne. Incluso sabiendo que hoy está más cara.”
La explicación parece estar más vinculada a hábitos culturales que al bolsillo. “En Argentina, el asado, la empanada, la pizza, son rituales sociales. Rara vez nos juntamos a comer pescado”, reflexionó el dirigente. “No hay una demanda fuerte por parte del consumidor, y eso se nota incluso en la calle: por cada pescadería, hay decenas de carnicerías y pollerías.”
Desde FULASP consideran que la clave está en la educación y la promoción del pescado desde edades tempranas, siguiendo modelos como el de España, donde políticas públicas y cámaras empresariales trabajaron para que el pescado se incorpore regularmente a la dieta infantil, desde los comedores escolares.
“Tenemos una tarea pendiente como industria y como sociedad. Hay que informar, revalorizar el pescado no solo por sus propiedades nutricionales sino también como una alternativa económica”, concluyó Cereseto.